Ser padre

12.

El calendario con dibujos de perritos nunca fue tan abrumador, le recordaba que durante un mes, su padre había estado saliendo de noche, arreglado, perfumado y con una sonrisa que ya no era para él. Además de que cuando lo iba a dejar y recoger del jardín de niños, su atención era desviada, no le gustaba, además con las tareas de la universidad, ya no convivía con su padre como antes.

—No importa cuánto tiempo mires el calendario, no va a cambiar tan rápido—Kuroo acarició su cabello—¿Pasa algo, pollito?

—No, no pasa nada, sólo estaba mirando el calendario— se encogió de hombros—La siguiente semana es mi cumpleaños, ¿puedo conocer a tu mamá?

—Supongo que sí, pero deberíamos ir este fin de semana, para que pases tu cumpleaños en casa con tu padre.

—Tienes razón— asintió —Hay que decirle a papá.

—Yo lo voy a convencer.

(...)

—Dejar que Shoyo pase el fin en casa de tus padre, es un poco extremo.

—Estaremos bien, yo iré con él—Bokuto torció la boca, de verdad que no estaba seguro de ello.

—Pero nunca he estado lejos de mi bebé.

—No te vas a morir, será del sábado a la noche del domingo.

Seguía inseguro sobre ello, pero terminó aceptando que su hijo viajara, no podía pasar nada malo, porque confiaba e Kuroo.

(...)

No lo estaba llevando tan bien como creyó que lo haría, salió con Akaashi desde temprano, quería olvidar que había dejado que su hijo viajara sin él. Había enviado cientos de mensajes a Kuroo, pero sólo le respondió una vez, "No estés jodiendo, el pollito ya la está pasando bien", era lo único que había recibido para calmarse, pero no logró nada, sentía un poco de sudor en sus manos.

—Kotaro— dirigió su vista al bello hombre frente a él—Si necesitas distraerte, yo tengo la solución perfecta.

Eso y un roce de manos fue suficiente para darle a entender qué sería.

(...)

La casa de los padres de Kuroo es enorme, tienen un bello jardín y parecen alegres de tener a un niño en casa. Shoyo juega en el columpio del árbol y por un tiempo, olvida sus pesares.