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Por mucho que Morgana tratara de evitar a todas las personas habidas y por haber en Alfea, especialmente al director de los especialistas, no le quedó más remedio que reunirse con él, Harvey y Farah en el despacho de esta última.

La directora estaba segura de que alguien había tratado de romper el hechizo con el que ocultaba el lugar donde celosamente mantenía cautiva a Rosalind por lo que, en ese momento, Morgana se encontraba apoyada sobre una de las estanterías mientras veía como Harvey preparada una poción que les valdría para comprobar si alguien había usado magia en el interior de ese despacho.

Pese a que escuchaba la conversación que Farah y Harvey mantenían, ella tenía la vista clavada en el suelo, como si estuviera perdida en sus pensamientos. Podía sentir la mirada de Silva fija en ella, y cuando sus ojos se alzaron y se encontraron con los azulados del hombre, su gesto se endureció.

- Bien, veamos si esto funciona - Harvey se puso en pie y no tardó en caminar, dejando que el humo se extendiera por las estanterías - Esto es como una especie de huella dactilar -explicó al sentir la mirada curiosa de Morgana sobre él.

Tuvieron que pasar unos segundos antes de que, ante ellos, apareciera la silueta del cuerpo del ayudante de Farah. Una mueca de horror se dibujó en el rostro de Morgana cuando vio la expresión de puro terror que tenía el pobre hombre. Se inclinó sobre él con cuidado y analizó todo hasta el mínimo detalle.

- Ese humo tuyo es un poco tétrico - susurró en dirección a Harvey, que sonrió con disculpa.

- Sólo muestra lo que había - respondió, encogiéndose de hombros - Pero si, resulta tétrico pensar que ahí había un cadáver.

- Bueno - la morena se incorporó para mirar a Farah - Por lo menos ya sabemos donde está, ¿no? - esbozó una sonrisa que no mostraba ninguna alegría, y fue a sentarse sobre la mesa.

La directora miró con preocupación en su dirección.

- Si Callum está muerto... - empezó a hablar antes de que la morena la interrumpiera.

- Alguien de Alfea es un asesino - completó sus palabras - Y ese alguien es el mismo que ha intentado entrar - señaló hacia la estantería.

Los cuatro permanecieron en silencio un largo rato, cada uno de ellos perdido en sus pensamientos y en sus propias preocupaciones, hasta que Silva alzó la mirada para clavarla en la morena.

- Tal vez haya sido ese amigo tuyo que tan repentinamente ha llegado - comentó con cierta rabia.

Morgana frunció el ceño ligeramente. Podía sentir los celos emanar del cuerpo de Silva pero, en el fondo, sabía que tenía sus razones para desconfiar. Hasta a ella misma le resultaba extraño que Ares apareciera justo el día después de que alguien intentara ir en busca de Rosalind. Sin embargo, no podía evitar confiar en el que había sido su ex prometido, por lo que terminó negando en dirección al especialista.

- Ares no ha sido - sentenció con seguridad - Él no es conocedor de Rosalind - se levantó de la mesa - Y no haría algo así - señaló los restos de Callum - No es ese tipo de persona.

- ¿Cómo estás tan segura? - replicó Silva.

- Lo conozco - sentenció con cierta dureza - Y sé que no haría algo así.

- Lo defiendes sin saber.

- Igual que te defendería a ti, o Farah, o a Harvey - estrechó los ojos con enfado - No estoy de humor para aguantar este estúpido ataque de celos - gruñó antes de mirar a Farah - Hablaré con Ares, pero dudo que haya tenido algo que ver.

Antes de que alguno de ellos pudiera decir algo para detenerla, el hada ya había abandonado la estancia. Caminó por los pasillos con rapidez y respiró aliviada cuando llegó a su habitación sin que nadie entorpeciera su camino. Abrió la puerta y antes de entrar se giró para clavar la vista en el pasillo. Una parte de ella deseaba que Silva apareciera de un momento a otro, pero la otra sabía que eso no era así. Era casi tan orgulloso como ella, y estaba claro que no iba a ir detrás suya.

Morgana [Saul Silva]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora