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Tres fuertes golpes en la puerta de su habitación hicieron que Morgana se levantara de la cama. Al abrirla se encontró con Andreas.

- Creí que había quedado más que claro que no quiero hablar contigo.

- Tenemos a Silva - le interrumpió el especialista antes de que pudiera seguir hablando - Entró en Alfea para hablar con Sky.

La castaña abrió ligeramente la boca, sin terminar de creerse lo que el rubio le estaba contando. Parecía algo propio de Silva, pero no se esperaba que fuera a ser una persona tan inconsciente.

- Rosalind te espera en el despacho para hablar - añadió, al ver que Morgana seguía sin decir nada.

- Ay, señor - murmuró el hada, cerrando la puerta de la habitación y siguiendo a Andreas por los pasillos de la escuela.

- No sé porque te sorprende - terminó hablando el rubio cuando el silencio se hizo demasiado pesado entre ellos. La castaña le dirigió una breve mirada sin decir nada - Silva siempre ha sido un hombre de impulsos. Hace lo que siente en el corazón, no lo que debería hacer. Siempre ha sido así - se detuvo para situarse frente a ella, obligándola a detener su andar - ¿De verdad creíais que se iba a quedar escondido hasta que todo pasara? Estaba claro que vendría a hablar con Sky.

- Si tan claro lo tenías no sé porque malgastaste tu tiempo yendo a su casa y prendiéndole fuego.

- Noto cierto rencor en tu voz.

- Hay mucho rencor en mi voz, Andreas. Ahora, aparta. Ni si quiera sé porque te estoy dirigiendo la palabra - hizo ademán de sortearle pero su brazo se vio fuertemente agarrada por su mano - ¿Qué es lo que quieres ahora?

- Rosalind está dispuesta a dejar a un lado todas nuestras diferencias con tal de hacer frente a un peligro mayor. Hagamos lo mismo.

Morgana fingió pensárselo durante unos segundos antes de negar lentamente y liberarse del agarre.

- Yo no soy Rosalind. Y no te voy a perdonar por todo lo que has hecho. Y que sé que seguirás haciendo. No me creo una palabra de lo que me digas, Andreas - suspiró - Silva debería haber acabado contigohace unos años - añadió en un susurro, avanzando finalmente sin girarse para mirar el rostro descompuesto del rubio.

Una vez en el despacho de Rosalind lo primero que hizo fue dirigirle una rápida mirada a Saul, que no se movió de la esquina en la que estaba. El hombre le sonrió ligeramente, pero los labios de Morgana se mantuvieron en una fina línea que no auguraba nada bueno.

- Mira a quien nos hemos encontrado, Morgana - el tono de Rosalind fue jovial a pesar de que su rostro se mantuvo completamente serio - Nos ha hecho el favor de venir directamente hacia nosotros. Pero, como Andreas ya te habrá comentado, no es el momento de enfrentarnos entre nosotros. Si no de unirnos. Hay un peligro mucho mayor al que hacer frente. Y quiero saber si estás dispuesta a dejar a un lado todas, y repito, todas, nuestras diferencias.

Los ojos de todos los presentes se posaron entonces sobre Morgana, que sintió en aquellas miradas el peso de una decisión que debía tomar en apenas unos segundos. Su mirada se volvió a cruzar con la de Silva, y no le hizo falta que dijera nada para saber que era lo que el hombre le estaba pidiendo: que aceptara la oferta y dejara a un lado todos los problemas del pasado.

Pero Morgana no era de las que perdonaba fácilmente, y creía que había muchas cosas que nunca podrían, ni debían, ser perdonadas. Suspiró.

Cerró los ojos unos segundos antes de asentir levemente. Por una vez tendría que dejar a un lado todos sus pensamientos y mirar por el bien común. Por muy poderosa que fuera ella sola no podía con los peligros que amenazaban al mundo de las hadas. Y tenía que reconocerlo.

Morgana [Saul Silva]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora