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Salió del invernadero minutos más tarde para dejar que fuera Sky quien hablara con Silva. Le lanzó una sonrisa de consuelo al adolescente antes de cerrar la puerta a sus espaldas. En el exterior se encontró con la mirada interrogativa de Terra y Musa, que seguían ahí, y con una mirada de nerviosismo por parte de Harvey, que caminaba de un lado a otro.

- Deberíais ir a descansar, chicas – se acercó a ella – No hay nada que podáis hacer aquí.

- Queremos saber como está el profesor Silva – replicó Terra, recibiendo una mirada de advertencia por parte de su padre.

- Silva está bien, Terra, por eso no os tenéis que preocupar – mintió – Ahora, por favor, id a descansar.

Intercambiaron una rápida mirada y, pese a que querían negarse, no lo hicieron. Terminaron dejando a Harvey y a Morgana a solas.

- Silva no está bien – dijo el primero de ellos.

- No está nada bien – coincidió la morena, desviando la vista hacia la puerta cerrada del invernadero – Son muchas las heridas que tienes – suspiró – El veneno se extenderá más rápido.

- ¿Cuánto crees que le queda?

- Si no matan al Quemado pronto, puede que un par de días, tres como mucho – la angustia se había instalado en su garganta y le costó hablar – Por mucho zanbaq que utilicemos... Eso no solucionará nada.

- ¿Y tú? – había esperanza en el tono del hombre - ¿Puedes hacer algo?

Morgana lo miró durante unos segundos. ¿Podía hacer algo? Probablemente sí. ¿Silva dejaría que ella hiciera algo al respecto? Evidentemente no.

- No puedo curarle – respondió entonces – Nadie puede. Sólo matando al Quemado evitaremos su muerte.

- ¿Pero...? – Harvey sabía que había algo más.

- Pero puedo extender sus días de vida – añadió la morena – Puedo absorber parte de ese veneno, extraerlo de su cuerpo. No estoy segura de si saldrá bien o no, pero sé que puedo hacerlo. No sería la primera vez – cerró los ojos unos segundos antes de continuar – Pero Silva no me va a dejar. No va a estar dispuesto a que lo haga, aunque su vida dependa de ello. Sabe tan bien como yo que supone un proceso muy doloroso para ambos.

Harvey se limitó a asentir a las palabras de Morgana.

- Pero de ser necesario lo haré – continuó la joven – Porque no voy a dejar que muera – añadió.

El hombre sonrió con tristeza mientras se giraba hacia el invernadero, donde la puerta se acababa de abrir para dar paso a Sky y Silva. El primero de ellos se despidió con una leve inclinación de cabeza antes de desaparecer. Morgana pudo sentir con total claridad el aura de tristeza que salía de su cuerpo.

- ¿Cómo te encuentras? – Harvey le había vuelto a levantar la camisa a Silva para revisar sus heridas, que seguían teniendo tan mala pinta como hacía diez minutos.

- Estoy bien, Harvey – dio un par de palmadas sobre la espalda de su amigo – Ahora vayamos a descansar.

Harvey asintió y se despidió mientras entraba en el invernadero. Ese hombre parecía no dormir nunca. Aunque, si Morgana lo pensaba, ella tampoco sería capaz de dormir nada esa noche. Ni ninguna, en realidad. No hasta que matasen a ese Quemado.

Se acercó a Saul para rodear su espalda con uno de sus brazos, mientras el hombre apoyaba parte de su cuerpo sobre los hombros de ellas. Dejó caer su cabeza sobre la suya y, en esa posición, empezaron a caminar.

- Sky está destrozado – susurró el hombre mientras avanzaban por el jardín con lentitud – Le he intentado convencer de que todo saldría bien, pero...

Morgana [Saul Silva]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora