Capítulo XXII

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                                                                    POV TYPE


Estaba en la escuela jugando a la pelota, cuando tío Mewie vino por mí, con una sonrisa corrí a sus brazos, era genial saber que siempre me iba a sostener, el era un hombre fuerte y yo lo quería muchísimo.

Mientras iba a su lado en el auto, miraba sus facciones, él era alegre y tenía arruguitas en sus ojos, porque siempre estaba riéndose, sus manos eran grandes y fuertes, pero nunca las ocupaba para lastimar, de hecho, siempre era muy cuidadoso con mami y con nosotros y si bien lo había visto enojado varias veces, nunca su molestia iba dirigida a nosotros.

Al día siguiente, mientras comía mi almuerzo, mi amigo Techno se acercó a comer a mi lado, con una sonrisa me contaba que su padre lo había llevado a jugar al parque y que habían estado todo el día juntos, de pronto me hizo una pregunta que no supe como responder - ¿Tu padre también te lleva al parque?

En ese momento me puse a pensar, que hace mucho tiempo que mi papá, dejó de jugar conmigo, de pronto las lagrimas inundaron mis ojos y miré la mesa, para evitar llorar - ¿El no tiene tiempo?, dije bajito, sabiendo que el estaba en la cárcel, por haber lastimado a mi mami y haber mandado a mi hermanito al cielo.

-Pero si a veces te viene a buscar, ¿Cómo es que no puede jugar contigo?, dijo sin entender lo que pasaba.

-Quien me viene a buscar, es mi tío Mewie, dije entendiendo que se había confundido.

- ¿Pero tu hermanito le dice papi?, dijo aún confundido y yo no sabía como explicarle mi situación particular, así que decidí darle un postre y así lograr desviar el tema.

Sin embargo el tema volvió a mi cabeza, cuando la pequeña Natasha, aprendió a decir papi, un día estábamos todos sentados en la alfombra, haciendo unos bloques, cuando tío Mewie comenzó a ayudarnos, Alexander se puso a botar mi castillo y tío Mewie lo reprendió, haciendo que mi hermanito rompiera a llorar, entre llantos le decía a mami, que su papi era malo y que lo había retado. Yo quería defender a mi tío, pero cuando lo iba a hacer, la pequeña princesa, repitió las palabras de Alex y dijo papi, fue muy emocionante y él se puso a llorar, a mí también me dieron ganas de hacerlo, pero por otra razón, últimamente me sentía muy celoso de mis hermanitos, ellos tenían un papá genial y si bien el mío, no estaba mal, me sentía mejor al lado de tío Mewie.

En silencio me fui a mi cuarto y me puse a pensar, que yo también quería poder decirle papi y sentir que era uno más de la familia y no un pollito ajeno de otro corral, como el cuento que nos contaron en la escuela, donde un pollito no encajaba con sus hermanitos, porque era de otra especie, ¿era un pollito o un patito?, sin recordarlo del todo suspiré y con esos pensamientos me quedé dormido.

Cuando mami me dijo, que podía decirle a tío Mewie papi si quería, me sentí temeroso, me daba temor que el no quisiera que lo hiciera y también temía lastimar a mi papá real, sin embargo, después de hablarlo con mami, entendí que era bueno intentarlo, en el peor de los casos el me diría que no y las cosas seguirían como siempre.

Me senté frente a la computadora, con la finalidad de escribir una carta, donde le pediría a tío Mewie, que me dejara llamarlo papi, sin embargo, elegí hacerla a mano, esperaba que tuviera mayor valor, al menos todos decían que las cosas hechas a mano, eran mucho más lindas y geniales. 

Jamás pensé que escribir una carta fuera tan difícil, nunca en mis 7 años lo había hecho y no sabía cómo empezar, sin embargo, no me rendí, hasta que tuve entre mis manos, una carta de una plana y media, orgulloso de mi trabajo la doble y metí en un sobre con aroma a vainilla, que mami compró para mí.

Los días pasaron y yo estaba ansioso, finalmente hoy era el gran día, mami y tío Mewie se iban a casar, yo estaba muy feliz por eso, ya que, desde que él había llegado a nuestras vidas, éramos muy felices, mami ya no lloraba y yo dormía tranquilo en las noches, sabiendo que, si algo malo pasaba, mi tío lo solucionaría, él era muy fuerte y nos protegería a todos.

La ceremonia fue muy linda, mami y tío Mew, se dijeron cosas muy hermosas y ambos lloraron, pero abu Lawan, me dijo que no era de tristeza, si no de felicidad, hasta este día no sabía, que también podías llorar cuando estabas feliz, después de eso comimos y jugamos toda la tarde, tío Mild y tío Boat, también se casaron y por eso se celebró una gran fiesta, donde incluso hubo pastel.

Me daba risa ver como tío Mewie, no se apartaba de mi mami, estaba pegado a él, como si fuera un koala, era divertido ver como un hombre tan grande, podía volverse tan pequeño al lado de mi mami, todos decían que era porque estaba enamorado y yo sólo me burlaba en silencio de su conducta, era como Alexander, pero en versión grande.

Cuando volvimos a casa, mami había preparado una cena romántica, había una mesa muy linda, con velas inclusive. Después de cambiarnos de ropa, Natasha y Alexander cayeron rendidos, estaban quedándose dormidos en el auto, así que les pusieron el pijama y los acostaron, sin embargo, yo estaba despierto y ya era hora de entregar mi carta.

- ¿No tienes sueño pequeño?, dijo tío Mewie, sentándome en su pierna y dándome un beso en la mejilla -Hoy jugaste y corriste toda la tarde.

-No estoy tan cansado, dije nervioso, cuando mami volvió al comedor, me sonrió y me entregó confianza, se sentó frente a nosotros y me dio ánimos con su mirada.

-Type quería entregarte algo Mew, dijo con suavidad, mientras me miraba con cariño - ¿Por qué no le entregas, tu regalo bebé?

Nervioso asentí, corrí a mi cuarto y volví con el sobre, si bien tenía miedo, me obligué a ser valiente, con las manos temblorosas se lo entregué y el me miró con curiosidad - ¿Qué es esto pequeño?, dijo acariciando mis cabellos.

-Un regalo para ti, dije viendo como abría la carta con cuidado, mientras leía me puse muy nervioso, así que me acerqué a mi mami y tomé su mano, no sé cuanto se tardo tío Mewie en leer, pero se sintió una eternidad, de pronto levantó su mirada y sus ojos estaban llenos de lágrimas, con rapidez cortó la distancia que nos separaba y me tomó en brazos.

-Claro que quiero que me digas papi, dijo acariciando mi espalda y dejando besos en mis mejillas y frente -Estoy orgulloso de que pienses todo lo que escribiste de mi y trabajaré día a día, para que nunca te arrepientas de este día y de quererme, porque yo estoy agradecido de que tú hayas llegado a mi vida y como te lo dije una vez, la sangre no hace a la familia, tu eres mi hijo en mi corazón y me encanta que tú también me sientas como tu padre.

-Gracias papi, dije escondiéndome en su cuello y respirando su aroma, sintiendo mi corazón llenito de amor y calidez.

Después de ese momento, papi Mewie me llevó a la cama y me acostó, me leyó un cuento y me volvió a decir que estaba orgulloso de mi y que me amaba, esa noche dormí más feliz que de costumbre, sabiendo que ya era un pollito de este corral, ya no me sentía ajeno, ni distinto.

Una luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora