Cambios de humor

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Diego POV

Su aroma, sus labios, sus manos sosteniéndome tan firmemente contra su pecho como si no hubieran pasado dos años desde la última vez. Estaba abrumado por el cumulo de emociones que se agolpaban en mi mente mientras intentaba recobrar la razón, mi omega se aferraba a él con uñas y dientes, anhelante de aquel primer beso y de las dulces palabras que creí sinceras, quizás en el fondo aun esperaba que hubiera una forma de que lo fueran.

Dando pasos torpes subió los escalones hasta empujarme contra la pared a un costado de la puerta de entrada y con la diferencia de alturas me vi levantado de puntillas con las manos echas puños con la tela de su chaqueta entre ellas, mi lado más racional estaba ahí mirándome con una advertencia, podía pretender que ese beso significaba algo por el tiempo que durara, pero una vez hubiera terminado esa parte de mí me recordaría que no era así.

Cuando la respiración se volvió pausada y finalmente se alejó de mi cuerpo me quedé con una sensación agridulce recorriéndome entero, no hubo una pisca de felicidad en esto, ni una esperanza creciente, era solo un beso vacío que me recordaba lo débil que podía llegar a ser cuando estaba a su alrededor y lo fácil que era para él utilizarme de esa manera.

― ¿Terminaste? ―murmuré sin llegar a mirarlo, él suspiró asintiendo y recargando su frente sobre la mía, fue entonces que solté su ropa y le empuje cuidadosamente para alejarlo de mi lado. ―Bien, ahora puedes irte por donde has venido.

― ¿Qué? ―la confusión en sus palabras fue notoria, apenas recuperaba el aliento y estaba seguro que mi respuesta no era la que había esperado.

―No sé que estás tratando de hacer, pero no voy a participar. ―mascullé sintiéndome humillado por ser incapaz de luchar contra los deseos de mi omega. ―No quiero estar contigo, ni creo que estemos destinados a nada, la única razón que te trajo aquí es la boda de Joaquín y Emilio, quizás finalmente aceptaste que no va a suceder o simplemente quieres lo que ellos tienen, pero te puedo asegurar que aquí no vas a encontrarlo.

―Diego...

―Haznos un favor a los dos y deja de fingir que quieres esas cosas conmigo. ―murmuré deteniendo lo que sea que fuera a decir, mi omega no estaba feliz, pero mi parte racional estaba derrotada, un beso no debería hacerte sentir tan pequeño y destrozado. ―Estoy bien solo.

―Pero no estás solo, te vi con ese chico. ―farfulló tomándome de la muñeca una vez más, solo quería irme y dejar de sentirme tan avergonzado. ―Cometí un error, pero mi error no es ni de cerca la mitad de lo que hizo Emilio en el pasado y tú pudiste perdonarlo, ¿Por qué conmigo es diferente?

―Yo no tenía nada que perdonarle a Emilio, la única persona que debía hacerlo era Joaquín, se los dije hace años. ―murmuré agitado. ―Tú me besaste y dijiste cosas que me dieron una falsa esperanza, para después romperla sin siquiera darte cuenta de lo que estabas haciendo, porque estabas completamente obsesionado con Joaquín, yo era una sombra detrás de él, una sombra que solo funcionaba para hablarte de lo que pasaba en el mundo de Joaquín, de otra forma eras incapaz de verme. ―levanté la mirada hasta toparme con sus ojos y la rabia que me había guardado salió sin control. ―Nunca te diste cuenta lo mucho que dolía que me preguntaras cada maldito día si algo le pasaba, mientras ignorabas olímpicamente lo que sucedía conmigo.

―Te pregunte si estábamos bien.

― ¿Qué se suponía que dijera? "No, porque estás enamorado de mi mejor amigo y yo quiero que me ames a mí" ―exclamé furioso apartando su agarré de mi mano.

―Ya no estoy enamorado de él, estoy aquí luchando por ti. ―puse los ojos en blanco y suspiré pesadamente.

―No soy Joaquín, Andrés. No me senté a esperar por ti creyendo en la fantasía de los destinados. Y tú no eres Emilio, que a pesar de todo amaba a Joaquín. ―su rostro no mostraba emociones, era como si no supiera como hacerlo y yo ya no sabía cómo leer entre líneas con él.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora