Eras tú

Alfas en guerra

Diego POV

Despertar en su habitación se sintió extraño, nunca había entrado a su cuarto en casa de sus padres, pero algo me decía que no debía ser muy ni un poco parecido al que tenía ahora, con paredes carentes de color y muebles monocromáticos perfectamente colocados, sin fotos o decoraciones que mostraran quien era, daba la sensación de estar en cualquier cuarto de hotel diseñado para verse prolijo todo el tiempo y la simple idea me erizó la piel. Tenía que irme lo antes posible.

Andrés había prometido quedarse en el sofá de la sala, así que no tuve que lidiar con su insistente mirada o penetrante aroma, en cambio pude apresurarme a tomar mis cosas del piso para salir de su apartamento. En completo silencio me asomé por la puerta observando cuidadosamente el lugar donde dormía, tenía una fina manta encima y desde mi lugar parecía seguir perdido en sus sueños, así que tenía que era el momento perfecto para irme.

No tenía mi teléfono para revisar la hora, pero por la luz afuera suponía que tenía tiempo para llegar a mi edificio y tomar una ducha antes de que Louis pasara a buscarme. Durante todo el camino evite cruzar la mirada con cualquier persona del campus, iba en pijama con botas de invierno y una enorme chaqueta encima, sin mencionar que no me había detenido ni siquiera a acomodar mi cabello, no quería que todos recordaran mi rostro como el loco que hacía la caminata de la vergüenza en pijama.

En cuanto abrí la puerta de entrada suspiré agradecido de que el seguro no estuviera puesto, Niko seguí dormido para cuando llegue a nuestro cuarto, sin hacer ruido tome mis cosas para la ducha y lance la chaqueta a mi cama, si por algún milagro no se había dado cuenta de que estuve fuera toda la noche, no pensaba arruinarlo ahora teniendo que contarle donde había estado.

El agua se sintió bien, me quité el molesto aroma de Andrés de encima, aunque probablemente tendría que lavar mi pijama también si pensaba volver a dormir con ella, mientras enjugaba mi cabello pensé en los planes que tenía con Louis, la boca se me hizo agua saboreando los churros de aquella cafetería y sin poder evitarlo sonreí decidido a usar mi bufanda verde.

Regresé al cuarto con una bata cubriéndome del frío y busqué algo de ropa sin hacer demasiado ruido, elegí algo sencillo que sirviera con el clima invernal que había afuera, asegurándome de que la bufanda resaltara por encima de todo, mi cabello como siempre era una locura y aun cuando trate de acomodarlo, terminé por aceptar que iría como quisiera e incluso si lograba ponerlo en orden, el viento desharía mi trabajo en un minuto. Me senté en la cama revisando los mensajes asegurándome de la hora y justo en ese momento su nombre brillo en la pantalla anunciando que estaba abajo, sonreí casi emocionado y me coloque la bufanda con cuidado en el cuello, podía estarme volviendo loco o quizás solo buscaba un aroma diferente al de Andrés para estar tranquilo, pero estaba casi seguro que esa sencilla prenda olía a él.

Baje corriendo los escalones hasta la puerta de salida donde pude verlo parado sobre el camino de cemento, meciéndose tranquilamente con el ritmo del viento que golpeaba su rostro, Louis era atractivo a la vista, era lo primero que notabas al conocerlo, pero desde entonces había descubierto que su simple presencia me causaba sosiego y esta vez no fue la excepción, el estrés que me había causado Andrés la noche anterior abandono mi cuerpo con el movimiento de su cabello con el viento, suspiré sintiendo cada parte de mi cuerpo relajarse lentamente y me apresuré a llegar a su lado, apenas abrí la puerta su cuerpo entero se giró atrapando mi mirada con la suya y estirando su mano para atraerme a su lado.

―Hola. ―murmuró con dulzura mientras me detenía en el último escalón para poder alcanzarlo un poco mejor, sonreí embriagándome con su intensó aroma y mi omega busco instintivamente su calor apenas el frío golpeo mi cuerpo.

―Hola. ―susurré soltando su mano tan solo para llevar mis brazos hasta su cuello, sonrió genuinamente y sentí las puntas de sus dedos en mi cintura, atrayéndome un poco más hacía él. Acarició mi nariz con la suya y dejo un modesto beso en la comisura de mis labios, había pasado mucho tiempo desde nuestro último beso y ahora venía a darme cuenta cuanto lo había extrañado.