Sin respuestas

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Diego POV

Siempre tuve un pequeño sueño de dedicarme a la música, era un pasatiempo que extraña vez compartía con alguien, pero que disfrutaba ampliamente desde que era un niño, cuando mis padres me regalaron una guitarra de juguete y me obsesione al punto de rogar por una de verdad. Aprendí a tocar cuando tenía diez, fui con una maestra de canto todo el tiempo que estuve en la preparatoria y por muchos años pensé que esa sería mi carrera, incluso mis padres llevaron folletos de universidades que incluían la facultad de bellas artes en ellas, pero justo cuando empezamos a llenar las solicitudes, estaba en un mal momento que no me dejaba siquiera tomar la guitarra como diversión.

Nunca lo dije en voz alta, porque sonaba patético culpar a Andrés por mi falta de inspiración, pero lo cierto era que después de nuestro encuentro no me sentía emocionalmente estable, primero me oculte en la preocupación que sentía por Joaquín y después enfoque toda mi energía en tener las mejores calificaciones posibles para entrar a una buena escuela, pero en el fondo siempre había una vocecita recordándome lo mal que había salido mi primer beso con la persona de la cual había estado enamorado toda mi adolescencia.

La inspiración se fue al mismo tiempo que mi paz mental y terminé renunciando a ese sueño para irme por una carrera más segura, arquitectura, era bueno en matemáticas y se me daba bien el dibujo, parecía una opción razonable en ese momento, pero ahora mi omega estaba más animado que de costumbre, así que les pedí a mis padres que enviaran la guitarra con Azul.

Aun faltaban un par de semanas para verla, pero no me atrevía a que la enviaran por correo, prefería esperar para tenerla en mis manos de nuevo y sería un buen momento para recuperarla, todos mis amigos volarían hasta aquí para mi cumpleaños, pasaríamos unos días juntos como si estuviéramos en la preparatoria y les contaría finalmente sobre Andrés.

Había decidido que no era una noticia que quisiera compartir con todo el mundo por mensaje, después de tanto tiempo quería tener ese momento junto a Azul y Joaco para contarles todo lo que paso entre nosotros. Así que les pedí a Lalo y Andrés que no le contará nada a Emilio o Alejandra, Andrés acepto de inmediato, pero Eduardo se había detenido a preguntarme un montón de cosas que no esperaba y para las que no tenía una respuesta preparada.

―Ni siquiera entiendo que paso, cuando estuvimos en el pueblo solo hablabas de como sería reencontrarte con Louis y hasta parecías emocionado de iniciar algo con él. ―murmuró sentándose a mi lado en las bancas del campo de futbol, él seguía siendo un gran jugador y tenía entrenamiento en unas horas.

―Es complicado. ―musité encogiéndome de hombros, no estaba seguro si quería que Eduardo fuera la primera persona que supiera la historia completa. ―Tú sabes como es, todo el tiempo que estuviste con Cat decías que tu alfa simplemente la amaba, así me siento con Andrés.

―No es lo mismo, Diego. ―exclamó con una sonrisa cínica en sus labios que me hizo fruncir el ceño. ―Tú ni siquiera creías en esas cosas, te burlabas de mí cada que mencionaba que Cat era mi destino, pero ahora defiendes el tema como lo haría él.

― ¿Eso que significa? ―suspiró pesadamente girándose para mirarme de frente.

―Siento que la persona que me cuenta sobre Andrés, no es el mismo Diego que conozco desde hace años. Y por más que intento darle una oportunidad, no dejo de pensar en lo obsesionado que estaba con Joaquín y como estaba completamente seguro de que ellos estaban destinados, no olvidas esa clase de cosas de un día para otro, Diego. ―bajé la mirada hasta la mochila en mi regazo y mi omega se sintió atacado, no quería pensar en eso, me había esforzado demasiado para sacarlo de mi mente en las últimas semanas para meterme en ello de nuevo.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora