¿No quieres decirles?

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Diego POV

Los días siguientes a nuestra primera cita fueron interesantes, teníamos citas en días de escuela para ver películas en su piso, comíamos juntos casi a diario y había comenzado a planear mi fiesta de cumpleaños con ayuda de Niko, en principio solo quería llevar a todos a un club como nunca pudimos hacerlo siendo adolescentes, pero apenas le mencione a Niko la idea, decidió que tenía que ser más grande que eso, cumpliría veintiuno, tenía que despertar con la mayor resaca de mi vida y sin recordar la mitad de lo que ocurriera en la noche.

Una parte de mí creía que solo utilizaba esto para entretenerse sin pensar demasiado en Eduardo, pues aun cuando habían mejorado su relación y pasaban bastante tiempo juntos, algo había cambiado, estaban fingiendo que no había un elefante en la habitación y eso los ponía incomodos cuando trataban de pasar el rato como solían hacerlo normalmente. No había tenido oportunidad de hablar con Lalo para saber si ya tenía un mejor plan que solo esperar, pero lo veía estando alrededor de Niko y aun cuando intentaba ocultarlo, su mirada siempre se perdía en él hasta que el omega se giraba preguntándole si tenía algo en la cara.

Entre los preparativos para la fiesta teníamos contemplada una cena con todos mis viejos amigos en mi restaurante favorito de la ciudad, después iríamos por una ronda de tragos a un bar cerca del club donde podríamos charlar sin tanto alboroto de fondo y esperar a la hora perfecta para perdernos en el resto de la noche, según Niko no podíamos ser las personas que llegaban temprano a un lugar así. No había ido a muchos sitios como ese, así que acepté sus consejos y hicimos las reservaciones para la media noche en las mesas VIP.

Todo sería un día antes de mi cumpleaños, para iniciar la fiesta cuando oficialmente tuviera veintiuno y pudiera comprar mi primer trago de la barra, aparte de eso había pequeños detalles que Niko prefirió guardarse solo para él, prometiendo que serían sorpresas que me gustarían lo suficiente para agradecerle después.

Le hable de todas esas cosas a Andrés en una de nuestras tardes en su piso, él sonreía y asentía mientras me perdía hablando de cada parte de lo que sería esa noche, pero aparte de eso no había intentado meterse mucho en los planes.

―Todos llegaran dos días antes de la fiesta, así que podremos hablar con ellos para que no parezca raro cuando pasemos la noche juntos. ―musité sentándome en los bancos frente a la barra de la cocina, su apartamento era lindo a la luz del día y había descubierto que tenía más que una sala y una habitación.

Andrés estaba sirviendo pasta en dos platos, había dicho que su madre lo enseñó a prepararla desde que era un niño y de verdad quería mostrarme que era un buen cocinero después de la última vez cuando se quemó la comida por estar besándonos en el sofá. Apenas mencione mis planes detuvo sus movimientos y abrió la boca sin decir nada, antes de continuar sirviendo, tomo asiento a mi lado después de asegurarse de que todo estuviera perfecto, en ocasiones me parecía extraño cuando hacía esas pequeñas cosas, todo estaba planeado con exactitud, como si tuviera un manual privado para que las citas fueran magistrales.

Según Niko, podía ser una de esas personas que le gustaba tener todo organizado para sentirse tranquilo, de todas maneras, no era algo que me molestara, resultaba lindo verlo cuidar los detalles.

― ¿Estás seguro que quieres contarles todo antes de tu fiesta? ―murmuró enrollando la pasta en el tenedor, le miré confundido por la pregunta y me miró sin mostrar emoción alguna en su rostro.

― ¿No quieres decirles? ―un nombre que había evitado volviera a mi mente en las últimas semanas brillo de nuevo como una advertencia y mi omega se tensó nervioso, supuse que él pudo sentirlo porque negó de inmediato girándose del todo para quedar frente a frente.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora