Nuestra realidad

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Diego POV

Al despertar esa mañana, Andrés ya no estaba aquí y Niko respiraba pesadamente en la cama al otro lado de la habitación, mientras los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior se amontonaban en mi cabeza acrecentando la culpa, combinado con el dolor de cabeza producto de la resaca, lo último que quería era tener que salir de la cama.

Pero mi teléfono sonaba con cortos y repetitivos pitidos que martillaban mi cabeza, no estaba seguro si era una alarma que había olvidado apagar la noche anterior o si se trataba de mensajes, pero la idea de que fuera lo segundo me erizo la piel, sí era Louis preguntando a donde había ido o peor aún, que ya lo supiera, no sabría como contestar.

―Apaga esa cosa o contéstale a tus alfas para que nos dejen dormir. ―masculló Niko lanzándome una almohada desde su cama, suspiré sentándome para tomar el teléfono que seguía parpadeando en mis manos.

Había mensajes de Andrés explicándome que había fingido que había ido a dejarme y estaba yéndose cuando Niko llegó en la madrugada. Louis preguntaba a dónde había ido y si estaba bien. Y un montón de confusos mensajes de Niko que iban desde advertencias sobre Louis buscándome, hasta lamentos de como Eduardo había salido de la habitación para presumirle su mágica reconciliación.

Pensé en llamar a Louis para inventar una historia sobre mi desaparición o admitir lo que había hecho, pero el nombre de Andrés brillo en la pantalla y contra mi propia consciencia salí de la cama para contestarle en el pasillo.

―Hola. ―murmuré deslizándome por la pared a un lado de la puerta, el lugar estaba extrañamente vacío y ni siquiera se escuchaba ruido proveniente de los cuartos, aún era temprano, debían estar aprovechando la mañana para dormir o quizás estaban tan enfermos como nosotros.

― ¿Te desperté? ―negué como si fuera capaz de verme y cerré los ojos al sentirme mareado, odiaba la resaca, en especial cuando estaba en mi celo, ya era difícil ser un omega solo con la inminente necesidad de querer ser mimado, para agregarle el dolor de cabeza y las náuseas.

―No, pero acabo de despertar. ―susurré esperando que Niko no fuera a despertarse y escuchara nuestra conversación, lo último que necesitaba era que alguien se enterara de lo que habíamos estado haciendo. ―Leí tu mensaje ¿qué dijo Nikolas cuando te vio aquí?

―No mucho, estaba borracho cuando llegó, balbuceaba sobre Eduardo y lo idiota que era por dejarlo plantado para pasar la noche con otra persona. ―exclamó tan tranquilo como si fuera lo más normal del mundo haberse topado con mi compañero de piso en la madrugada saliendo furtivamente de mi cama, puse los ojos en blanco y recargué la cabeza en la pared. ―Luego me preguntó que hacía en el cuarto y le dije que habías bebido de más, así que te había llevado a descansar.

― ¿Te creyó? ―su largo silencio me puso nervioso, si tenía que explicarle a Niko todo esto iba a tener un ataque de ansiedad antes de siquiera ducharme.

―Quizás, estaba muy ebrio y no estaba poniéndome mucha atención. ―respondió restándole importancia mientras yo me ahogaba en un vaso de agua. ― ¿Tomaste tu supresor?

―Si Niko nos vio juntos voy a tener que contarle todo. ―mascullé ignorando su pregunta y pasándome la mano libre por el cabello. ―Dijiste que ibas a portarte bien.

―Dije que no te besaría hasta que me besaras tú primero. ―suspiré lo suficientemente alto para expresar mi vergüenza y recargue mi frente en mis rodillas. ―Tranquilo, Nikolas ni siquiera debe recordar que estuve ahí.

―Eso no importa, Louis se dio cuenta de que desaparecí y va a querer saber que paso conmigo, no puedo mentirle a la cara. ―murmuré con la cabeza dándome vueltas y mi omega molestamente insatisfecho de solo escuchar a Andrés por el teléfono.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora