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Aquí me encontraba yo. Parada afuera del portón de su escuela.

Sentía como si con cada segundo que pasase la puerta se volviese más y más grande, intimidándome con descaro, como una alerta para que me marche y no aparezca por aquí otra vez.

Estaba aterrada.

Y es que sí, me trasladé lo más rápido posible para llegar pronto aquí y encararla, pero ya estando en este lugar no tenía la valentía suficiente para verla.

¿Qué podría decirle? ¿Qué excusa barata le daría? Yo fui la que se ofreció a venir y le fallé de la manera más estúpida posible.

¿Qué pensará su mamá? ¿Dónde la habrá dejado durante mi ausencia? ¿Me dejará cuidarla más?

Tantas incógnitas que se podrían solucionar si simplemente me armo de valor y afronto todo.

Soy tan imbécil.

Contengo la respiración lo más que puedo y empiezo a caminar hacia el interior de la escuela con rapidez.

Es inútil tratar de huir a lo inevitable. Yo... debo ser responsable y soportar ver su rostro decepcionado y tal vez escuchar sus reclamos, lo merezco, merezco que me odie por todo lo que le he hecho pasar.

No es un misterio para nadie que en su vida sólo he sido una carga más, creándole otras inseguridades que la atacarán durante su adolescencia.

Quise ser una clase de esperanza en su vida, mostrarle de cierta manera que todo no es malo.

¿Pero cómo alguien podría caminar de la mano con una persona que constantemente pasea sobre hiedra venenosa y cuchillas afiladas? Es egoísta que haga cosas nada más para sentirme bien con mi conciencia. Yo no puedo ayudar o ser la salvación de nadie. No soy alguien de provecho.

Soy desperdicio de oxígeno.

Observo como diversas decoraciones, globos, pancartas, puestos coloridos y gente se hacen presentes a medida voy avanzando.

El lugar se encuentra repleto para ser simplemente un festival escolar ¿o es que todos son así? Sea como sea, me hace sentir asfixiada. Quiero irme lo antes posible.

Muevo mis ojos hacia todas las direcciones que puedo en busca del puesto de Lineth, sin embargo, no hallo ni un pequeño indicio de ella.

Hay demasiadas cosas a la vez y no lo puedo procesar todo.

He de admitir que el fondo me relaja un poco no tener que encararla aún. Mi mente no conecta nada coherente como para que pueda decirle, hablar no es mi fuerte

¿Y si le llegase a decir algo fuera de lugar? ¿Empeoraré todo? ¿Si me dice que no me quiere ver de nuevo? ¿Estaré bien con ello?

Alzo mi vista hacia cielo presa de la desesperación. Centro mis ojos específicamente en la gran masa amarrilla causante de calentar todo el planeta y permito que queme mis retinas todo lo que desee, hasta el punto que todo mi alrededor se vuelve oscuro.

Me siento horrible.

Sólo a mí se me ocurre beber hasta perder la conciencia cuando tenía una clara responsabilidad al día siguiente. Pero lo que me frustra más es Jordan, él... yo creí que tenía un poco de consideración hacia mí. Fui tan ilusa. Y por cómo me desperté no dudo cuanto se divirtió conmigo ¿O yo cedí? No vale la pena indagar en eso, sea como sea ya pasó y nada se puede hacer.

Esto jamás se lo perdonaré, ni a mí ni a él.

―¡Dibujos! ¡dibujos! Si compra 1 se lleva 3 ―mi cuerpo se tensa inmediatamente al oír esa vocecita tan conocida sobresalir del bullicio que me rodea.

Mi DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora