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Buenas noches señor Román ―saludo con cautela mientras enrollo un mechón de mi cabello en mi dedo― Sé que es un poco tarde para llamarlo y que lo estoy interrumpiendo, pero es por una buena causa ―muerdo mi labio inferior con fuerza, nunca me había sentido tan nerviosa al hablar con él.

―¿A qué hora piensas llegar esta vez? ―pregunta seco.

Maldita sea, me choca cuando me trata de esa manera, pero lo necesito así que debo controlar mi lengua.

―¿A la 1? ―respondo dudosa. ¿A qué hora esa niña entra a la escuela? Mierda, no lo pregunté.

―Bien, pero pasado mañana deberás madrugar y abrir la cafetería ―río un poco gracias al sofocante estrés.

―Sí... es que no podré trabajar más por las mañanas señor ―mierda, mierda, si me despide me jodí. Entiendo que ya no me agrade trabajar allí, pero no soy estúpida, me pagan bien y son flexibles con los horarios, no puedo tirar eso a la basura.

Silencio...

No tener respuesta me inquieta mucho más― Es que... ―muerdo mi pulgar en busca de una excusa creíble― volví a estudiar y las clases son por las mañanas. Entonces no puedo trabajar por las mañanas, porque las clases son en la mañana porque así lo estipula el instituto y así debe ser, porque no hay en la tarde ya que no hay cupos, por-

―Bien, bien, ya entendí. Pero tendrás que trabajar hasta las 9:00pm diario ―pero debo llevar a la niña para su casa ¿a las 7...? No lo sé, pero estoy segura que chocarán los horarios― si no necesitas otra cosa adiós. Y felicidades por tu regreso a los estudios ―cuelga sin más dejándome con el Jesús en la boca.

Maldita sea, maldita vida.

¿Qué hago ahora?

¿En serio? ¿Estudiar? ¿Y si me pide algún documento para comprobarlo? ¿Cómo me creyó si ya el tiempo de las inscripciones pasó?

Vaya mierda. Iveth, debes pensar y organizarte, los impulsos son malos.

Camino hacia mi mesita de noche y saco tres cigarrillos. Guardo dos en mi bolsillo y uno me lo llevo a los labios mordiéndolo en el proceso.

―Maldita sea ¿cómo me voy a hacer cargo de una niña? ―salgo de la casa y me lanzo sobre el césped sin analizar en el grupo de chicos que van pasando en frente de mi casa.

―¿Qué podría hacer? ¿Y si les digo que simplemente no puedo? ―el rostro golpeado de Lineth viene a mi cabeza haciéndome negar― Mierda, si sus padres no fueran tan estúpidos esto no estaría pasando ―mastico el cigarrillo por completo y luego lo escupo ante el mal sabor.

¿Y si no les abro mañana cuando vengan? ¿Si les cobro? aunque sea un poco ¿Si pierdo mi trabajo? ¿Si ella se hace daño aquí?

―¡Coño! ―golpeo con fuerza mi cabeza con mis puños una y otra vez.

Creí que al salir se me iban a aclarar las ideas, pero sinceramente sólo sirvió para hacer creer a los vecinos que tengo algún problema mental.

Si yo no hubiese dicho que no tenía familia esto no se habría complicado tanto, podría haber dicho que era mi prima.

Odio mentir, odio hacerlo cuando son para cosas serias. "Voy a estudiar" eso tiene todo para fracasar, pero... ¿qué le diría? ¿Qué cuidaré a una niña que me encontré en la calle?

No era tan mala idea ahora que lo pienso...

¿Por qué me compliqué tanto?

¿Qué puedo hacer ahora?

Mi DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora