―Eres mía pequeña, cada parte de ti, cada trozo de tu piel... ―siento como su húmeda lengua se desliza por mi pierna― eres tan dulce, tan adorable ―su mano viaja hasta mi vientre para luego comenzar a llevarla hasta mi pecho― esperé esto desde hace mucho Sweet Dreams ―aprieto con fuerza la sábana entre mi mano.
―Por favor... déjeme ir ―suplico― por favor se- ―un grito sale de mis labios interrumpiendo mis súplicas al sentir una fuerte mordedura sobre mi entrepierna. Las lágrimas empiezan a salir por mis ojos una tras otra con rapidez, en busca de ese escape que tanto deseo tener.
El hombre se aparta de mí despacio mientras me dedica una mirada cargada de severidad.
―¿Cómo te dije que me llamaras? ―pregunta con voz gruesa, esa misma voz que siempre coloca antes de atacar salvajemente a alguien. Con esa simple oración logró que cada parte de mi piel se erizara.
Tengo miedo.
―Daddy... ―presiono con fuerzas la sábana sobre mi pecho desnudo. Me siento tan humillada...
―Bien pequeña ―se acerca hasta tomar mis mejillas entre su mano y las presiona con fuerzas― nunca me vuelvas a pedir que te deje ir ―aumenta su presión― me das a entender que no te gusta lo que hago y no me gusta sentirme humillado chiquita ―tomo su mano entre las mías tratando de apartarlo ante el inminente dolor que me está causando sin remordimiento alguno― ¿te vas a portar bien de ahora en adelante cariño? ―Trato de asentir lo más que puedo presa del malestar ocasionado por sus dedos― bien ―de un tirón me lanza al suelo logrando que más lágrimas salgan de mí presa del pánico― te voy a enseñar cada cosa que harás de ahora en adelante linda, cada técnica y movimiento. Aprenderás a controlar cada expresión que hagas. Serás el diamante en bruto que tanto busque, ya lo verás ―mi cuerpo se heló por completo ante esa confesión.
Cada parte de mi interior se desmoronó al analizar sus palabras. Y cada cosa que llegué a sentir se esfumó al convertirme en lo que él quiso.
―¿Te gustó? ―pregunta desde la cama con clara arrogancia en su expresión.
―Sí daddy ―respondo a su lado de forma automática.
Abro los ojos despacio notando como la claridad inunda mi habitación.
Miro todo mi alrededor fijándome en la lámpara que se encuentra encendida. Eso delata al causante de mi encandilamiento ocular sorpresivo. Dirijo mi vista hacia el reloj notando que precisamente son las 02:00am.
Debí adivinarlo.
Me pongo de pie no sin antes buscar un cigarrillo dentro de un cajón y colocarlo entre mis labios.
Al salir de la habitación camino hacia el refrigerador y saco dos cervezas completamente heladas. Giro mi rostro en dirección a la habitación de mi abuelita, y unas intensas ganas de llorar entre sus brazos me llegan, obligándome a dar un paso hacía allí.
Déjala dormir tranquila.
Es lo mejor.
Sí, es lo mejor.
Salgo de la casa y me siento sobre el pasto observando como la brisa mueve delicadamente las pequeñas hojas de los arbustos, y detallando como las flores aún duermen.
Quisiera ser una flor y sólo preocuparme por ser hermosa.
Muerdo el cigarrillo un par de veces ocasionando su ruptura y esparcimiento dentro de mi boca. El sabor es horrible y sinceramente no sé porqué lo hago, pero necesito masticar algo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Destino
General FictionLa adultez llegó a ella. Su infancia, la poca infancia que tenía, le fue arrebatada en un abrir y cerrar de ojos. Ella ya no era la misma, estaba rota, vacía. Día a día trataba de surgir a flote, sin embargo, desde las profundidades unos largos bra...