El rescate

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Unas horas antes...

Conocer a Nanu fue algo que Whi-two jamás hubiera esperado en su vida. Era un tipo serio, de mirada fría y muy poco interesado en todo lo que lo rodeaba. No era muy hablador y tenía un aire relajado, aunque indiferente hasta cierto punto...o al menos eso quería hacer parecer, pues algo le decía a la chica que esta podría haber algo más tras esos ojos con pesados párpados.

Se presentó con Whi-two, estrechando su mano y después le dio un par de palmadas en el hombro a Lack-two. Los invitó a comer en su casa y ahí pasaron toda la tarde.

Nanu había preparado unas ensaladas muy simples, alegando que cocinar llevaba mucho tiempo y dedicación, la cual no tenía. También les ofreció una comida típica de Alola, llamadas malasadas. Estaban exquisitas y Whi-two terminó comiendo la mayoría sin siquiera darse cuenta.

El muchacho le contó a su padre adoptivo sin mucho lujo de detalle cómo es que había conocido a Whi-two. También le habló sobre el equipo Plasma y las cosas que habían planeado hacer.

—Aquí también tuvimos algunos problemas con una asociación, pero de igual manera ya están solucionados gracias a un par de chicos un poco más jóvenes que ustedes—explicó Nanu.

—Lo sé. Ahora mismo estamos en una situación complicada—respondió Lack-two con seriedad—. Parece ser que nos están buscando para quitarnos del camino.

—¿Quiénes? —preguntó el hombre alzando una ceja.

—Pronto lo sabré—dijo su hijo sin mucha preocupación.

Whi-two miró a ambos. No parecían preocupados, aunque era de esperarse conociendo al chico. Creyó que se sentiría incómoda al pasar la tarde con ambos, pero en realidad le trajo una especie de tranquilidad. Lack-two también se veía genuinamente relajado.

Las horas se fueron como el agua y cuando White-two miró por la ventana vio que ya era de noche. También notó que comenzaba a llover.

Se despidieron de Nanu, pero él insistió en acompañarlos hasta la bahía. Un barco debía salir a las ocho y media. Faltaban diez minutos para la hora, así que si llegaban puntuales estarían de vuelta a la isla Melemele justo a tiempo para la reunión.

Cuando llegaron al muelle, quedaron confundidos al ver a una gran cantidad de gente amontonada. Lack-two se abrió paso para ver qué sucedía, seguido de cerca por la chica.

El capitán del barco estaba dando un anuncio.

—Lo siento, los viajes a la isla Melemele quedan suspendidos hasta nuevo aviso—explicó el hombre mayor.

La multitud exclamó con disconformidad.

—Mi madre vive ahí, ¡tengo que ir inmediatamente! —exclamó un hombre.

—Mi hijo y sus amigos fueron ahí de viaje, por favor, tiene que hacer algo —replicó también una mujer con un tono quebrado de súplica.

—Lo siento, es peligroso ir. No podemos arriesgar a nadie.

—Capitán, ¿qué es lo que está sucediendo? —preguntó Whi-two consternada.

—Al parecer una especie de ciclón se originó de repente en Melemele gracias al pokémon legendario Kyogre—explicó apenado el hombre.

—¿¡Qué?! —Whi-two empalideció, para después voltear a ver a su compañero. Tenía un rostro sombrío y pensativo—Lack-two, tenemos que regresar—respondió afligida.

—Imposible—dijo el capitán—. No están dejando cruzar a nadie. Es por la seguridad de todos.

Lack-two dio media vuelta. Tomó de la muñeca a Whi-two y la llevó consigo fuera de la multitud. Le explicó a Nanu lo que estaba sucediendo y los tres regresaron a la casa del hombre. Nanu rápidamente encendió el televisor, donde estaban transmitiendo en vivo lo que sucedía.

Pokespe: Last StandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora