Pokespe: Last Stand

La ira del mar

Quedaron perplejos ante lo que veían. Kyogre se iba acercando cada vez más a la playa, provocando un terror indescriptible en todos los seres vivos dentro de la isla.

—Esto no se ve nada bien—dijo Diamond con una voz impresionantemente tranquila, aunque con un tono de seriedad.

El viento era tan fuerte que parecía que en cualquier momento un tornado llegaría para arrasar con todo lo que seguía en pie. Tierra, arena, papeles, incluso señalamientos y sillas de los locales eran arrastradas por la ráfaga de aire, obstruyendo sus visiones y provocando más caos. La gente y pokémon huían hacia el lado contrario de donde venía Kyogre.

Red, por su parte, avanzó hacia el centro de todo ese pandemonio, seguido por sus otros tres acompañantes.

Tal vez Red no era el mejor cuando se trataba de hablar de sentimientos, o hacer sentir mejor de manera fácil a sus mejores amigos...¿pero salvar personas? En eso tenía mucha más confianza.

Tomó la pokébola de Saur y lo sacó para que ayudara a las personas que todavía no habían logrado escapar.

—¿Estás bien? —le preguntó a una chica cuando venusaur levantó con su látigo un auto que la tenía atrapada de la cintura para abajo.

Le extendió su mano y la chica la aceptó para poder levantarse. Cojeó por un momento, pero pronto se reincorporó por completo.

—Sí, muchas gracias.

La chica se fue corriendo y Red siguió ayudando a las personas. Ruby, Diamond y Gold se encargaron de hacer lo mismo, ayudando a evacuar y que todos se pusieran a salvo.

Los demás llegaron poco después.

—Deberíamos buscar un lugar seguro nosotros también—dijo Moon.

—Antes deberíamos echar un ojo a eso—respondió Gold—¿Están viendo lo que yo? —señaló hacia Kyogre, que se encontraba ahora más cerca. En unos cuántos minutos podría llegar a la orilla si así lo deseaba.

Sin embargo, lo que llamó la atención de Gold y después la de todos los demás era aquello que acompañaba a Kyroge. Volando por encima de éste se encontraba un pokémon que parecía ser un braviary, y montado en él, una persona.

—Parece un pokémon. Es raro que no le tenga miedo a Kyogre—respondió Ruby curioso.

—Vamos—apoyó Red—. Gold, Ruby, Diamond y yo iremos a la playa. Los demás vayan a otras zonas a ayudar y después busquen refugio.

—¡Red! —llamó Green, pero el chico ya había comenzado la carrera junto a los tres mencionados.

—No tardaremos, ¡cuida de todos!—le dijo Red mientras corría hacia el monstruoso pokémon.

Green estuvo a punto de decirles a los demás que tal vez la mejor idea era ir por ellos y no separarse, pero su mente se dispersó al ver a Moon y Sun totalmente desubicados, especialmente el chico.

Sus ojos, bien abiertos, parecían ciegos. Miraban todo con horror, pero al mismo tiempo parecía no estar enfocado en nada. Apretó los labios y respiró con pesadez.

—Descuiden, no dejaremos que esto empeore—dijo Sapphire al ver la reacción tan sombría de ambos.

—La isla...se va a caer a pedazos—respondió Sun con una voz tan ausente como su mirada.

—No van a permitir que eso pase. Te lo aseguro—esta vez intervino Blue al ver que empalidecía más y más—. Ahora hay que ayudar a quien podamos.

Platinum tomó a Moon de la mano y la ayudó a caminar por unas calles no tan destruidas como en la que se encontraban, mientras que X ayudó a Sun a seguir a los demás.