Misión encomendada

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Johto

Decir que los Holders de Kanto llegaron en un parpadeo no sería exagerar. Gold se quedó sorprendido de ver a Red, Blue y Green en la entrada de su casa tras el corto tiempo que pasó desde la llamada de Silver.

Los dejó pasar sin decir una palabra. Con solamente ver los rostros de sus mayores supo que ninguno se estaba tomando esto a la ligera.

Chuchu, que hace unos momentos estaba tratando de ser tranquilizada por los pokémon de Gold, salió corriendo hasta quedar frente a Red. Comenzó a chillar frenéticamente, tratando de explicarle algo.

Red la cargó con los brazos extendidos hacia el frente. Centró sus ojos en ella, quien seguía haciendo gestos y ruidos en manera de súplica.

Finalmente el muchacho resopló.

—Ojalá pudiera entenderte como puede hacerlo Yellow—dijo con una mueca—, pero ten fe en que la vamos a encontrar.

Chuchu asintió, aunque seguía estando tensa, al menos Red logró tranquilizarla un poco.

—¿Dónde están Silver y Crystal? —preguntó Blue tras echarle un vistazo a la casa y ver que el único presente era Gold.

—Silver salió a la Ciudad Trigal a buscar a Yellow, Crys está imprimiendo algunos volantes con su rostro...tal vez sean necesarios—explicó.

—Supongo que no tienen ni una pista de lo que sucedió—esta vez habló Green, cruzándose de brazos mientras observaba la pikachu en los brazos de su mejor amigo.

—Ni una sola—aseguró Gold—. Simplemente Chuchu llegó aterrada y nerviosa.

Red la puso de nuevo en el suelo, se hincó para quedar mejor a su altura y le habló con una voz suave y tranquila.

—¿Puedes decirme dónde fue la última vez que viste a Yellow?

Gold bufó. 

—Imposible. Le pregunté lo mismo y ella no pudo...

Antes de que el muchacho terminara la frase, la pikachu corrió fuera de la casa. Se detuvo un solo segundo indicando a Red que la siguiera, por lo que eso hizo.

—O es probable que te haya estado esperando a ti—dijo Gold a regañadientes. Antes de salir de la casa como ya lo habían hecho los demás, dejó a cargo a su togekiss—. Si alguien extraño llega, no tengas piedad—dijo, a lo que su Togetaro asintió con esa mirada asesina que lo caracteriza.

Unova

Sapphire miró los alrededores de la ciudad sin estar impresionada. El lugar era gris, no solamente por el clima sino que el smog era también un factor importante. El olor a alcantarilla golpeaba sus fosas nasales y la música rock de un bar cercano se escuchaba como un sonido sordo...al menos esto último no era tan malo.

—Este lugar es horrible—comentó la muchacha con desagrado.

—Aquí no es nuestro destino—dijo Ruby sin perder la sonrisa—, solamente tenemos que caminar un poco más al norte y llegaremos a Estudios Pokéstar.

—No entiendo todavía qué es lo que te emociona de ese extraño lugar.

—¿Acaso no es obvio? Solo basta que un solo productor vea a mis hermosos pokémon para que los quiera de protagonistas en una película. ¡Los convertiré en estrellas! —gritó con los brazos extendidos haciendo una pose dramática.

Sapphire comenzó a alejarse de él, pretendiendo que no lo conocía.

—¡Oye! —Ruby aceleró el paso para alcanzarla de nuevo—No te preocupes, una vez que firme un contrato para una película podemos ir a Ciudad Negra. Dicen que hay un rascacielos entero dedicado a entrenadores.

Pokespe: Last StandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora