Ultra-Necrozma

455 24 17
                                    

Johto

Era una batalla campal. Pokémon y humanos luchaban en Ciudad Trigal como si sus vidas enteras dependieran de ello...y así era. Por eso era más brutal de lo que las personas estaban acostumbradas a ver.

A Sun le recordó a esas historias de hace cientos, incluso miles de años, donde infinidad de vidas se perdían por batallas entre regiones y reinos.

El Holder de Alola observó todo a su alrededor como si se encontrara ajeno a la batalla. Vio al galladle de Sapphire lanzarse ferozmente contra un pangoro, mientras que el carracosta de Black hacía equipo con el espeon de Red para derribar un tyranitar.

Platinum fue quien lo ayudó a salir de su trance, quitándolo del camino cuando unas rocas afiladas iban hacia él.

—Le prometí a mi hermana que te mantendría a salvo, pero sería más fácil si cooperaras—le dijo la mayor, provocando que Sun se sonrojara.

—Lo siento, yo...

Esta vez fue Sun quien quitó a Platinum del camino cuando un miembro de Terranova quiso tomarla por la espalda. Envió a su Mimikyu para que se encargara de él rápidamente.

—Hay que terminar con esto pronto—dijo Black, enviando a su emboar a la pelea cuando un carnivine apareció frente a ellos.

Sun miró hacia todas direcciones sin saber a dónde moverse. La calle donde se encontraba tenía pokémon y personas luchando en todas direcciones. Cuando parecía que se encontraban en desventaja numérica, del cielo aparecieron tres dragonites, un charizard, un salamance y un altaria.

El chico sintió un hueco en el estómago al creer que se trataban de pokémon enemigos, para después quedar confundido al ver que estaban de su lado.

—Deben ser los pokémon de Lance—explicó Platinum por un lado de él.

—Parece ser que es buen entrenador...—dijo, quedando sorprendido al ver la habilidad de los pokémon. Uno de los dragonite fue directamente hasta Celeste, pero fue protegida por un hydreigon.

—¿En serio no te suena el nombre de Lance?—preguntó la mayor sorprendida.

—No, en realidad no—contestó sin parecer entender la importancia de lo que decía Platinum.

Ahora que los pokémon de Terranova estaban concentrados en la batalla con los de tipo dragón, Sun sintió que era buen momento para soltar el arma secreta.

Envió a Lei, sacando más de un rostro sorprendido por parte de los enemigos.

—Ya sabes qué hacer—le dijo a su fiel pokémon el, cual comenzó a atacar a los dos ultraentes enemigos. Tanto el Blacephalon cono el Celesteela no supieron hacia dónde moverse, recibiendo ataques directos del pokémon gigante y evitando que dañaran la ciudad más de lo que hubieran querido.

Sun pudo sentir la mirada asesina de Celeste encima de él. Así que, para molestarla más, sacó la lengua de manera infantil. Pareció funcionar más de lo que esperó al ver su rostro de ira. 

Red aprovechó esta distracción para enviar a su pikachu y que la atacara con Rayo junto a su hydreigon y braviary. Tanto los pokémon como la mujer soltaron un grito de dolor, provocando que sus subordinados quedaran sorprendidos.

Intentaron enviar a sus pokémon para atacar a Red, pero los dragones de Lance, Lei y los pokémon de Black, Platinum y Sapphire simplemente no los dejaron pasar. Estaban ganando la batalla, por más difícil que fuera de creer.

Los miembros de Terranova comenzaron a retroceder y parecieron irse en retirada. Celeste apenas se recuperaba del impacto cuando los vio marcharse, aunque no pareció sorprenderle.

Pokespe: Last StandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora