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Todos lucía considerablemente bien deku, además de lo ya dicho, no tuvo otro tipo de daños y con cada día que pasaba se mejoraba cada vez más. Katsuki siempre estuvo con él en ese proceso, todos los días iba allá ayudarle y de igual forma trayendo le mandas nuevas entre otras cosas como si libro y comida, ya que su estadía sería un poco larga.

A los días, la noticia de que el pecoso había tenido un accidente fue esparciéndose y eso produjo que una chica castaña se presentará a los pocos días de haber estado allí con lágrimas en los ojos abalanzándose a él como si su vida dependiera de ello y logrando sacar un chasquido del cenizo quien, a pesar de estar consciente de que tan sólo eran amigos, todavía no se acostumbraba al trato tan cercano que tenía con su peliverde. Pero eso si, él nunca admitiría ese hecho.

Los días pasaban con más lentitud para el pecoso, pero agradecia enormemente que pudiese escaparse de vez en cuando a las zonas recreativas de niños, ya que a pesar de todo, este le tenía un gran aprecio a los infantes.

Cada vez que izuku se encontraba con uno, ellos simplemente se pegaba a él como si fuera chicle, y para ser sinceros él no era de quejarse por ello, es más, siempre trataba de darles una sonrisa para que ellos también pudieran sonreír de una manera brillante y animada con aquellas aura que él transmitía.

Todos los niños lo adoraban, ese era un hecho, o por lo menos aquellos que lo conocían, y en ese hospital no era la sección, ya que más de una vez katsuki tenía que buscar a izuku en aquel lugar en vez de su habitación en donde tenía que guardar reposo, qué más da, la verdad era que no tenía remedio y aquella imagen era tan hermoso para el cenizo que simplemente se  limitaba a decirle cualquier cosa o si quiera regañarlo, verlo sonreír era una de las cosas que siempre los llenaban de vida y mantenerla era algo a lo que siempre quería esforzarse, algo irónico si pensamos en cómo  hay comenzado todo esto, en una relación que simplemente se basaba en la lujuria y en la negación de querer amarlo y que ahora lo amaba con una pasión tan latente, que simplemente tenía sus ojos en él.

–Ey deku ya es hora de irnos –musitó el cenizo acercándose a su esposo quien reía libremente con aquellas niños. 

Ahora ya era momento de irse, había pasado 4 semanas, para asegurarse de algún otro problema, pero ahora ya estaba mejor, sólo tenía el yeso en su rodilla y tendría que cargar con unas muletas que, según el doctor ahora estaba listo para regresar a casa sin tener más complicaciones o por lo menos ya no tenían que verse las su próxima cita.

–¿Que? ¿En serio? ¿ahora? ¿porque?– se quejo como un niño pequeño quien todavía no quería irse.

–Si, ahora le tenemos que irnos –insistió.

–En un rato nos vamos.

–¡Eso fue lo que me has dicho hace un rato Deku!–dijo dándole un ligero golpe en la cabeza para luego escuchar como éste hiciera un quejido de dolor.

–bueno ya que... –dijo rendido de quedarse un poco más, levantándose de ahí y escuchando de igual escuchando como  los pequeños que se quejaban por su partida.

–Espero que te mejores –dijo una de las pequeñas niñas que se encontraba ahí con mejillas sonrojadas mientras se acercaba a él, dándole un enorme abrazo. Ella no quería que se fuera, quería que estuviera con ella ya que en algún momento de aquellos días, la pequeña había sufrido un enorme dolor que, gracias izuku pudo superar dándole esperanza y ánimos para que resistiera y avanzará, le había ayudado mucho en tan sólo en poco tiempo logrando que le  agarrado aquel suficiente cariño para extrañarlo.

–Tranquila pequeña Eri todo va a salir bien, no tienes de qué preocuparte –fue lo que le dijo este en aquel momento, revolviendo su cabello blanco con cariño. Le agradaba aquella niña y para ser sincero sabía que la situación de aquella pequeña no era tan fácil que digamos, pero tenía que darle una sonrisa tenía que darle ánimos a seguir y eso fue lo que ella sintió en esos días.

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–Bueno... Dulce hogar –dijo entre un suspiro mientras entraba y pensaba en lo mucho que la había extrañado este lugar, no era por nada, pero quitando el hecho de que pudo distraerse en algunos momentos, el hospital no era un sitio que le agradará tanto siempre se sentía muy incómodo estando allí y ahora estar en su hogar era como tocar un pedacito de cielo, aunque en realidad fue poco tiempo el pecoso sintió que había sido un año, estaba exagerando pero eso nos quitó el hecho de que para él fuese así.

–ve a descansar –ordenó el cenizo sin más, adentrándose, pero con la excepción de que en vez de sentir el pedacito de cielo sentía como si en ese lugar regresar la vida.

–¿queeee? No. Estuve todo los días en una cama lo menos que quiero es volver a acostarme kachan –reprocho con un puchero – porque no hacemos algo más divertido sugirió acercándose a Bakugou Tratándolo de abrazar mientras le daba muchos besos en son lejía y cuello con cariño.

–A mí no me mires, esa fueron las órdenes del doctor no mías, así que será mejor que le hagas caso antes de que yo te lo ordene como tú ya bien me conoces–admitió estoy con una sonrisa qué en vez de calmar daba miedo.

–Esto es injusto – se quejó aún más, dirigiéndose al sofá de la sala, no era por nada pero en serio ya no aguantaba estar más tiempo acostado y, aunque katsuki vio claramente que esté no le hizo caso del todo, prefirió no decirte nada, para luego dirigirse a la cocina a buscar algo de comer.

–¿Quieres algo? –preguntó ya estando allí pero no recibió ninguna respuesta –Ey Deku –llamó nuevamente, pero este no respondió, logrando preocuparse un poco mientras que el cenizo se acercaba a la sala, aunque rápidamente los pensamientos malo se fueron al ver cómo éste estaba completamente rendido en aquel sofá, dándole razón al notar que en realidad si estaba cansado.

Esa imagen logró sacarle una sonrisa de lado mientras se acercaba aún más a él para sentarse a su lado, y es que bueno, no podía tener alguna excusa para no quedarse dormido sí claramente aquel sofá era mucho más cómodo que la camilla de un hospital, siendo así como sin darse cuenta sus ojos se fueron cerrando al estar a su lado en tan  sólo unos segundos en donde él no pensó dormir.

Si, nada era como el hogar, pero ese hogar no estaba completo si Izuku no estaba y ahora estaba completamente relajado sintiendo el calor de aquel hombre que tenía lado cuyo con  suavidad al rozar sus cuerpos, siendo más cómoda que una manta  acolchada, aun estando pendiente de no lastimarlo.

Conexión de amor 2 DekuKatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora