Conexión de amor 2 DekuKatsu

La ultima noche

La nieve se veía desde fuera  en lo más alto de edificio, nublado casi todo a su alrededor, aun así el frío no entraba gracias a la calefacción. 

Al regresar ambos chicos solo se enfocaron en descansar del clima helado, viendo peliculas como era habitual, hasta que uno de ellos presentó una incomodidad, provocando que su entrecejo se uniera  y es que, al extender la mano a la pequeña mesa de la sala  donde se encontraba las palomitas estas ya eran escasas, ya no había ni una y eso le provocó molestia.

—Ya no hay palomitas —se quejo con molestia en su hablar, provocando que Deku mirara hacia abajo donde el cenizo ya se encontraba en sus piernas acostado, haciendo pucheros. 

La situación le saco una sonrisa al peliverde, ya que después de un rato las primeras palabras que dijo katsuki fueron que se terminaron las palomitas.

—Ya preparo unas —fue lo que dijo el pecoso levantándose del sofá para dirigirse a la cocina después de haberle dado un ligero y corto beso en los labios.

Parecía un día  normal, ver películas era lago que hacían continuidad, pero aún así no paraba de observar todo a su alrededor, más específicamente al pecoso de ojos verdes, cada acción cada expresión la detalla indirectamente como si  quisiera grabar cada detalle de su rostro, cabello y cuerpo. 

Al observar cómo se retiraba, no tardó en dejar la sala para seguirlo, teniendo una vista espléndida de su esposo con el delantal  puesto y concentrado en su acción, cabe recalcar que ver a Izuku en la cocina no era muy común, ya que siempre era él el que cocinaba por obvias razones de dotes culinarios mucho más avanzadas que el de su esposo, pero con tan sexy vista, katsuki piensa hacerse el que no sabe solo para tener este lujo  de mirar al contrario con descaro. 

Izuku notó su presencia al sentir su vista clavada en él, pero no hizo más que sonreírle y volver con lo suyo, provocando que el cenizo se sonrojara, sacando una carcajada al pecoso. 

—No te rias baboso —exigió un cenizo aún más sonrojado.

—Lo siento, es inevitable. Tenemos tanto tiempo casados y siempre pienso que eres muy tierno cuando te sonrojas.

—¿Quien dijo que estoy sonrojado? —se quejó el cenizo con un puchero sentándose en una de las sillas de la cocina.

—Sabes...—pensó antes de hablar — no sé que pase mañana, pero tu eres lo mejor que me a pasado —Su tono de voz se escuchaba melancólico al igual que su sonrisa.

—Todo va a salir bien... —respondió katsuki con voz suave para relajarlo, provocando que el pecoso antes de apagar la cocina diera un suspiro. 

—Lo sé, solo que me es imposible pensar del tema y sentir que la e cagado —Katsuki sabía cómo se sentía de alguna forma sentía su dolor, a si sea de otra perspectiva, la impotencia, el terror y el rogar que todo salga bien era el pande cada día desde que la cuenta regencia se hizo visible.

—Tu no la has cagado, así que deja de pensar así —regaño el cenizo con las cejas fruncidas mientras que agarraba los mofletes del contrario.

—Te amo kacchan —dijo con toda su alma, quería que, si pasaba algo, él tuviera esas palabras muy presentes, que él es la única persona quien va a mar en toda su vida —. Tu lo eres todo para mí y eso nunca cambiara, nunca me arrepentiria de ver cada mañana tu rostro tan hermoso.

—Mierda, yo tambien te amo, pero no me hagas pensar que esta es una despedida, porque yo mismo soy capaz de revivirte y volver a matarte si te atreves a dejarme de esa maldita forma —Esas palabras lograron que el pecoso sacara una pequeña risa por la ocurrencia, mientras agarraba las manos del cenizo.