Cuento para dormir.

10 0 0
                                    

«La capitana Helen despertó con el romper de las olas contra el barco.
La tripulación ya estaba levantada desde hacía rato, arriando las velas y desplegando la calavera blanca sobre tela desgarrada negra que tenían como bandera.

-¡A toda vela! ¡Nos dirigimos al norte muchachos! -rugió al salir de su camarote, y en bajo, añadió- no vamos a perder la única oportunidad de llegar a Isla Loto.

Más allá, cerca de su preciado destino, una tormenta se formaba, con rayos iluminando las oscuras nubes y truenos haciendo eco entre el embravecido mar que abajo se removía.

-Es una simple tormenta, -replicó Helen, ante las caras asustadas de su maltrecha tripulación- ¿Es que nunca habéis navegado con la mar picada? Marineros de agua dulce, ¡Yo soy la que lleva el timón, encargaos vosotros de las velas y así podremos superar ésta tormenta!

La tripulación asintió y siguieron las instrucciones de su capitana.
Realmente, seguían las órdenes de su capitana porque ésta era más grande que ellos. Era fuerte y poderosa, y no se conocía hombre que al haber intentado imprudentes actos con ella, éste no hubiera acabado sin cabeza de un solo golpe en la quijada.
Si tan solo alguno de ellos pudiera hacerle frente, hubieran cambiado de rumbo hacía ya varias millas atrás»

-¿Y luego qué pasó?

-Luego, -dijo con voz dulce la mamá pulpo gigante a su hijita, mientras guardaba el cadáver de pirata que utilizaba como marioneta- los piratas y Helen se fueron a dormir, así que para seguir sus aventuras tendrás que dormir tú también.

-Vale mami -repondio, mientras cerraba los ojitos-

MicrorrelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora