Microrrelatos

Demencia senil

-Mi nombre es... -Digo mentalmente. El cómo me llamo, o dónde estoy, son preguntas que me recorren la mente, sin respuesta-

De repente, escucho un sonido, dos voces femeninas...

-¿Escucho? ¿Dónde estoy? ¿Qué es éste lugar? -Demasiadas preguntas en mi mente, imposibles de responder...-

Otra vez. Gritos ahogados y agudos, apagados...

-Oh, los gritos... -Pienso- hace tanto que no grito. Que no hablo. Todo por culpa de olvidar mi propia voz. Maldita... -He olvidado qué iba a decir- ...maldita sea.

Me acerco a la mesa. A una mesa, mejor dicho, porque no sé de quién es.

-¿Es mía? -Mis pensamientos resuenan, y me quitan las ganas de pensar- Pero debo... Debo saber dónde estoy. Sí. Debo saberlo. ¿Qué es ese sonido?

De nuevo, un sonido apagado. Pero reconozco una sierra cuando la oigo, aunque la oiga mal.
Miro a la mesa. Hay un aparato...

-Oh, me acuerdo de tí. Eras... Eras un... Audífono. Eso es. -Lo coloco en mi oído, y todos los sonidos se vuelven claros- Por eso oía mal. ¡Se me había olvidado ponerme el audífono! -Pienso, mientras sonrío-

-El abuelo está de buen humor ¿eh? -Una voz me sobresalta-

Hay un hombre, un poco más joven que yo, de pié delante mía, a unos pasos de distancia.

-Debió subir por la escalera... -me digo, viendo la escalera que tiene detrás- Espera, antes, reconocí el sonido de la sierra... ¡La reconocí porque usé una para construir la barandilla de madera de la escalera! Sí, yo hice eso... ¡Porque ésta es la casa de mi hija! Y lo hice para que mi nieta no se cayera. ¡Tengo una nieta! -Sonrío ampliamente al recordar su rostro- Qué ganas de verla...

-Definitivamente envejeciste muy mal, Charls. Al menos tendrás la suerte de estar feliz en tus últimos momentos.

-Charls... -me digo a mí mismo- ¡Charls! ¡Ese es mi nombre! -Un aluvión de recuerdos inunda mi mente...-

Lloro, porque he recordado. He recordado mi pasado. Mi familia. He recordado, a mi nieta y su voz aguda. A mi hija, la jueza...

Y por fin reconozco al hombre que está delante mía, ahora sonriendo, pues sabe que sé quién es.
Mi hija lo declaró culpable por asesinato.
Modus operandi: descuartizó vivas a sus víctimas con una sierra.