Un mamut. Apareció de la nada en medio de Central Park, y a los pocos segundos, media ciudad ya había entrado en caos.
Las noticias lo anunciaron por todo lo alto. Unos se centraban en cómo había podido aparecer de la nada, y otros, la mayoría, en cómo un mamut podía estar vivo. Sin embargo, al poco tiempo la noticia fue eclipsada por otra: Un dientes de sable acababa de matar a un alcalde de un pueblo, en Australia. No es que nadie no se preguntase cómo era posible, pero ciertamente Australia contenía suficientes animales "raros" como para que ésto no resultase más o menos normal. Pero cuando los pájaros dodo inundaron las calles de Tokyo, supimos entonces que algo estaba mal. Animales extintos aparecían de la nada aquí y allá, desde recientes como el lobo de Tasmania, hasta lejanos como el Ave del terror.Pero hubo una pausa. Una pausa de 20 años, en los cuales yo me dediqué al estudio de los nuevos animales. Algunos eran fascinantes de estudiar, y galopar un ave del terror doméstica era algo increíble. La humanidad en los 20 años de "descanso" se la pasó disfrutando y estudiando, y aprendimos. Aprendimos sobre su ADN, sobre cómo se extinguieron, sobre cómo se alimentaban, reproducían, etc. ¿Los documentales de leones en África? Ahora narraban las disputas diarias entre leopardos y dientes de sable, y cómo los delfines se alimentaban de trilobites. Todo era como en un libro de historia, pero en la realidad.
Aunque, como ya dije, la pausa sólo duró 20 años. Más mamuts aparecieron. España fue tomada por los raptores, y salir de casa en Canadá podía significar que una bandada de Pteranodones te llevasen volando. Teníamos que defendernos...
Pero no podíamos. Es imposible defenderte con portaaviones cuando están partidos a la mitad por culpa de megalodones enfurecidos y nautilus gigantes. No puedes defenderte cuando los tanques son pisados por T-rex y estegosaurios.
Pero, hubo otro pausa. Ésta vez, solo duró 5 años. Lo suficiente cómo para crear refugios y vehículos blindados para los pocos supervivientes.
Y nos alegramos cuando se empezaron a morir.
Y nos alegramos más cuando desaparecieron al completo.
Pero nos quedamos de piedra cuando vimos que tan solo seguía el curso de la historia, al revés. Ahora las libélulas eran los sustitutos de los helicópteros, y las mariposas de un aleteo podían lanzarte por el aire.
Y nos helamos de miedo, y rezamos incluso los que éramos ateos, cuando nos dieron la explicación: El universo dejó de expandirse, para empezar a contraerse. Y el tiempo como tal, se dio la vuelta.
Así que, cuando una luz cegadora nos indicó el "inicio" del Big Bang, supimos que era el fin.
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Microrrelatos
AcakHistorias mías, si quieres una historia concreta pídemela y la escribo ;D