Microrrelatos

Un fallo en las horas.

-Ye te he dicho que no hice nada.
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-No, no creo que haya sido alguien cercano a ella.
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-Que te cuente otra vez todo?
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-Sí. Bueno está bien. Pero ya le dije a su compañero todo lo que tenía que decirle, de todas formas.
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-Bueno. Me levanté, a eso de las... 8:00 más o menos. Hice lo típico de las mañanas, desayunar, ver el móvil mientras cagas, ducharme. A eso de las 11:30 ya estaba vestido y todo.
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-Después. Debió de ser a eso de las 12:00.
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-Sí, fue la primera vez que hablaba con ella en todo el día.
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-Me dijo que necesitaba ayuda. Que quería decirme qué le pasaba pero que quería contármelo en persona. Decidimos quedar a eso de las 17:00.
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-Parecía angustiada, pero a la vez parecía saber bien lo que quería hacer.
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-Bueno, después de su llamada, a eso de las 14:00 me hice la comida, y acabé de comer a las... 15:00.
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-Exacto. Ahí fue cuando me llamó por segunda vez. Me dijo que teníamos que quedar ya, y que era importante.
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-Le respondí que vale, que saldría de casa en ese momento e iría a su casa.
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-Sí, a las 15:30 llegué a su casa.
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-Me estaba esperando en la puerta. Me recibió con alegría, aunque se le notaba nerviosa. Me hizo pasar y estuvimos hablando, durante una hora exacta.
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-Me dijo que le estaban llegando unas cartas amenazantes. Y que alguien le había escrito en su pared "Nadie sabrá quién te mató". Y por lo que veo, realmente es así, ¿no?
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-Vale, vale. No hace falta que se ponga así, seguro que hacen todo por ayudar. Bueno, el caso es que a las 16:00 salí de allí, me despedí de ella, y me fui al parque a enterrar viejos recuerdos. A eso de las 17:00 llegué a mi casa, lo puede comprobar usted mismo.
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-De nada. ¿Saben ya a qué hora murió?
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-Aun no han encontrado todo su cadáver... Entiendo. Bueno, espero haberles sido de ayuda.
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-Que tengan buena suerte.