15 𝑑𝑒 𝑗𝑢𝑙𝑖𝑜, 1999 (𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒)

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1 de junio, 1999

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1 de junio, 1999

Terminamos en la comisaría que se encuentra en la entrada del pueblo, cerca del banco de Alabama, sobre la Ruta Nacional número 5. Está ubicada a unos kilómetros de su intersección con la Ruta Nacional número 11. El cielo estaba encapotado y había un viento intenso. Las hojas secas de los tupidos árboles hicieron pequeños remolinos sobre el asfalto. Sentí frío y terror por lo que estaba por venirse.

En definitiva, entendí que lo que hice estuvo muy mal.

No sé por qué, pero sabía que había metido la pata hasta el fondo.

Lo que sucedió luego, no lo recuerdo bien. Supongo que la laguna se dio por el estrés y el shock al que me habían sometido. Al final, por más que intentara hacerme la fuerte, era una débil de mierda.

Me doy tanta lástima.

Lo único que sé es que ambas mujeres intentaron ponerle una demanda a mi familia y como papá es tan estimado (poderoso y corrupto) dentro de la comunidad, fue algo fútil. Bueno, entre nos, iba a sentirme muy sorprendida si lograban algo de todo lo que querían hacer.

Agatha, sin un poco de misericordia, puso una contrademanda.

Los paramédicos se aparecieron ahí y me dieron anestesia total para que dejara de berrear como una loca. Me metieron a una ambulancia y llevaron raudamente a cirugía.

Repito que no recuerdo con claridad todo lo sucedido, lo siento mucho.

Sólo sé que soñé sin soñar.

Descansé lo que hace años no descanso.

Al despertar, me encontré en el hospital. Rápido hallé que mi brazo se encontraba enyesado. No podía ver cómo había quedado, tampoco sabía si iba a tener secuelas o qué métodos utilizaron. Mis ojos se llenaron de lágrimas, me percibí sola en esa sala enorme y poco iluminada.

Era de madrugada.

Una enfermera entró, me puso un par de medicamentos. Luego, susurró que intentarían darme algo de comer. Según la pobre mujer, cerré los ojos mucho antes de que regresara.

A la mañana siguiente, me enteré que padre, gracias a los consejos innecesarios de Agatha dejó tras las rejas a Mandy y a Aaliyah, durante treinta y seis horas. No contento y con la ayuda del detestable amiguito de la familia, Liam Williams, padre de Miriam; deportó a mi Aaliyah a su país.

La enfermera, que fue compañera de Mandy en la universidad, me explicó que Agatha alegó que era una ciudadana indocumentada y hasta se atrevió a espetar que me había secuestrado.

¡Cómo osaba a decir algo así!

Todos en el pueblo saben que se abusaba de su necesidad de dinero para ayudar a los suyos que se encuentran en algún país de África.

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