1 𝑑𝑒 𝑛𝑜𝑣𝑖𝑒𝑚𝑏𝑟𝑒, 2002 (𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒)

9 4 0
                                    

1 de noviembre, 2002

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

1 de noviembre, 2002

Amado diario.

Aún me tiemblan las manos, pero intentaré anotar todo esto para no olvidar los sucesos horrendos. Porque esto tiene que quedar grabado en hojas. No quiero olvidar detalles y deseo tomar las represalias merecidas.

Comencemos con lo más simple: fui invitada a una fiesta de Halloween.

A Lenore le encantan las películas de terror, así que le pareció gracioso que fuéramos de brujas. Para ser sincera, gracias al color rojo furioso de nuestro cabello, los Rodrick siempre sufrimos acusación de practicar la magia negra.

Así que compramos medias a rayas, unos sombreros negros bonitos y unos zapatos que una eufórica Laura eligió en una salida luego de que mejorara Lennie su estado de salud.

El vestido de ella era de encaje en el frente y su falda se inflaba luego del corset. El mío era pegado al cuerpo, mi camisa no tenía escote. Debajo de la cintura, llevaba unos volados hasta casi la pantorrilla.

Laura la había maquillado con esmero y se veía preciosa con esos bucles que Pure le armó con la ilusión de una hermana mayor. Llevábamos una escoba cada una, las compramos de utilería por internet.

Es más, se inspiraban unas que aparecen en cierta película famosa de un mago que venció al Innombrable. Agatha jamás nos permitió comprar los libros porque hablaba de hechiceros y brujos haciendo cosas malas; pero padre aprovechó el domingo posterior a su viaje para llevarnos al cine. Luego, nos compró la colección que se irá completando a medida que la autora lo escriba.

Según él, Lenore no iba a ser la única joven adulta de su clase que no leyó Harry Potter para que se le rieran en la cara.

Sobre su cadáver.

Fuimos a la casa de una compañera mía de la carrera de Astronomía. No te había hablado de esa chica, siempre sentí que no tenía demasiada importancia. Empero, es una de las tantas que se sienten atraídas por mí. Su nombre es Greta, tiene veinte años, sus padres son empresarios y tiene una vida de muchos privilegios. Estuvo casi tres semanas tratando de convencerme para que fuera.

Por respeto, pedí permiso a Sammuel. Padre se puso feliz que saliera de las cuatro paredes de nuestra habitación, así que nos dio el visto bueno.

Quizás yo no estoy hecha para este tipo de eventos, mas Lenore se veía demasiado emocionada. Era nuestra primera fiesta luego de que comenzáramos la universidad. Además, sería la primera vez que saldríamos con nuestros amigos por la madrugada. No sé, recuerdo que ella enumeraba los puntos buenos de la salida y yo sólo la escuchaba con una sonrisa complaciente.

Le aclaré que, si veía algún tipo de descontrol, nos iríamos rápido de ahí. Lenore me miró fijo a los ojos durante unos segundos y luego sonrió.

Los Mejores DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora