10 𝑑𝑒 𝑛𝑜𝑣𝑖𝑒𝑚𝑏𝑟𝑒, 2002 (𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒)

9 3 0
                                    

10 de noviembre, 2002

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

10 de noviembre, 2002

Todo es un viaje de ida.

Mi relación forzosamente amistosa con Lenore, el inicio de mi trato casi blanqueado con Greta y el hecho de que ahora, esas dos se intentan llevar bien; me dejan agotada por las noches. Sé que Lenore lo hace para no generarme más problemas, pero noto cómo sonríe de forma tan falsa, que me da miedo. Está demasiado resentida, dolida y celosa.

Por las noches, me apretuja contra ella casi posesivamente y yo lucho de manera incansable para no abalanzarme sobre sus labios. Ahora duermo sobre su pecho, lo cual me alborota las hormonas que aprendí a mantener a raya a duras penas para no entreverar más aún las cosas.

Las noches se han hecho más largas cuando escucho a la vecina teniendo sexo con sus amantes y volvieron los malditos episodios de insomnio agudo. Las ojeras se acrecentaron en mis ojos, se notan hasta en las fotos que me saco para el trabajo y eso tiene muy preocupado a todo el mundo, incluso a mi padre que continúa con sus visitas al campus.

Pero, ¿qué puedo decirles?

"¿Quiero que Lenore me explique qué bicho le picó, si aquél día me rogaba que le hiciera sexo oral y ahora me alejó de nuevo y me obligó a tener algo con alguien que detesto con toda mi alma?".

No. Eso complicaría todo aún más.

A veces, creo que esa chica piensa que soy una piedra.

De verdad.

Estoy segura de que Lenore cree que no tengo sentimientos o que soy una insensible de mierda y que sólo quiero jugar con ella porque se me da en ganas y la tengo a mano.

Me lastima tanto que albergue ese tipo de pensamientos sobre mí.

A pesar de que estamos juntas durante el resto del día, Miriam ha estado haciéndome compañía entre clases. Lenore se anotó en dos materias más que son cuatrimestrales y vuelve bastante tarde a la habitación. Digamos, sólo viene a cenar y ya no se aparece en las charlas de café que tenemos con padre.

Karin me contó que, en lo que va de la semana, los amigos de Greta le han enviado miraditas horrendas desde el otro lado del salón. Yo no tengo la culpa, ella menos y no tengo ganas de que Lenore se gane todo el maltrato porque Greta tiene baja autoestima y se cree la madre reina de esa universidad.

En caso de que alguno llegue a lastimarla, se va a enterar lo que soy capaz cuando alguien me toca demasiado los ovarios y me importará una mierda el tipo de relación de poder que ahora tenemos. Moriría por Lenore y no es broma.

Dios, si hablamos de relaciones casi ficticias, Greta me presentó a sus compañeros con el orgullo de quien exhibe a su mascota nueva. No me gusta ni un poco que me tenga de "conquista fácil de mancillar", pero debo mantenerme en el molde porque sé a lo que me atendré si llega a abrir la boca.

Los Mejores DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora