¡Crecer es tan complicado!
Por eso, en este diario pondré mis pensamientos, mis emociones, el problema que se vino cuando cumplí los diecisiete y, aunque sé que será difícil ocultarlo, mis esfuerzos de hacer lo mejor para que nuestro mundo no colap...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un día perdido de julio, 2001
¡Diario de mi corazón! ¡Tanto tiempo!
Lamento tantos meses de puro silencio, es que estuve bastante ocupada entre varios temas personales como la adaptación de Lenore a la universidad, mis estudios, el hecho de que comencé a trabajar para obtener algún que otro ingreso extra y las salidas con nuestros amigos.
Por primera vez en muchos años, estoy acompañada de gente que me hace bien y eso me mantiene con los ánimos alegres hasta la mismísima estratósfera. Te pido perdón si te sentiste abandonado, no fue mi intención.
¿Te imaginabas a tu dueña como una trabajadora más, luego de decirte en estas páginas que he sido criada como princesa? De hecho, si así lo quisiera, no tendría siquiera que vestirme por mi cuenta; pero siempre deseé ser muy independiente y padre me apoyó sin dudarlo dos veces.
Comencemos poco a poco.
Primero quiero comentarte que Lenore ya se graduó y que su fiesta fue muy divertida. A pesar de que no quiso ir al baile de la escuela, sí celebramos en nuestra casa con nuestras amistades y dos personas nuevas que se agregaron al grupo. Es un amigo de Karin y ella, se llama Michael.
Todo sería muy normal y hasta nuestros antepasados descorcharían un champagne porque al fin nos relacionamos un poco más con el sexo opuesto, pero estamos hablando de que Michael Newman, hijo mestizo entre una inmigrante china y un padre americano. Quizás, hace unos años padre lo hubiese visto de arriba abajo con un gesto de pura prepotencia; pero ahora se han hecho tan amigos que hasta su familia viene bastante a casa y pasamos unas parrilladas de fin de semana que son encantadoras.
El otro chico que también fue invitado fue Paul Johnson, mi amigo de la infancia con quien compartía mi amor por las estrellas. La última vez que nos habíamos visto fue cuando estábamos en la primaria. Él quien me reconoció cuando estábamos comprando unos platos con Lenore. Cuando él entró a casa, esperé que padre no lo mirara receloso y, junto a una grata sorpresa, tuve que aceptar que ese hombre prejuicioso que me crió ya ha desaparecido.
Padre está tan cambiado que no lo reconozco y me encanta.
De verdad, el avance que ha hecho sobre ser feliz y pasarla bien con otras personas que no sea la lacra de nuestra familia durante las reuniones anuales y aquellos que van a la iglesia; es enorme.
La única que sé que no está feliz con todos estos cambios en nuestra vida, es Agatha. De hecho, comenzó a organizar almuerzos con amigas suyas de cuando iba a la escuela para señoritas en Francia; toda gente de estatus alto que parece que huele mierda debajo de sus narices.
De forma continua, desaprueba nuestras amistades, dice que "los pueblerinos" se acercan a nosotros por el dinero que tenemos; pero lo que no sabía hasta ese entonces es que su hija mayor trabaja y que sus tan "queridas amigas" hablan pestes de ella. Lo sé porque los escuché en uno de los baños de la mansión.