Bordat

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Había culminado la semana de plazo que me había dado mi secuestrador para que aceptara tener sexo con el sin tener que violarme. Luego del encuentro con Marta me sentía lista para enfrentar ese momento.

Aquella noche entro Bordat a la habitación, se sentó en el sofá sin hacer comentarios.

-hazme el amor Bordat. –le dije.

-parece que eres una chica muy inteligente Laura. –me respondió.

Me quite las sabanas que tenía encima, y me quite la bata de seda, abrí mis piernas y empecé a tocarme. El me observaba un poco sorprendido. Yo me tocaba frente a él y él se comenzó a excitar. Se colocó de pie y camino hasta un costado de mi cama.

-ven, arrodíllate. –me dijo y coloco una almohada en el piso.

Yo hice lo que él me pidió y repetí la escena que había visto de Marta, le abrí la cremallera y empecé a estimularlo con mis manos. En mis manos sentí como su sexo se iba endureciendo, eso significaba que lo estaba haciendo bien.

Un minuto después introduje su miembro en mi boca y empecé a chupar, recordando lo que había hecho con Marta. Esta vez era un poco distinto, pero la sensación era la misma, sentía como se ponía más duro. Luego de unos dos minutos Bordat me tomo de los brazos y me empujó hacia la cama, yo lo miraba fijamente sin decir palabras, él tampoco decía nada, el momento era muy intenso. Mi vagina estaba completamente húmeda, el me abrió las piernas y empezó a hacerme sexo oral con vehemencia. Yo empecé a agitarme, lo estaba disfrutando, me gustaba. Aun no llegaba al orgasmo cuando él se levantó, se puso encima de mí y me dio un beso, yo le respondí el beso, estaba muy excitada. Y en medio del beso me penetro por primera vez. Marta tenía razón, me dolió solo un poco, y minutos después, el dolor se transformó en placer.

Aquella primera vez la disfrute mucho, el me follo educadamente, sin violencia, tan solo con la adrenalina que genera aquel momento. Me penetro por diez minutos hasta que llego al orgasmo dentro de mí.

- ¿viste que es mucho mejor cuando lo haces sin protestar? –me dijo recostándose junto a mí y acariciándome el cabello.

-lo disfrute Bordat. –le dije.

-yo también y mucho. -eres hermosa Laura.

-gracias. En este momento puedo llegar a creer que eres una persona normal.

-soy una persona normal, pero soy diferente.

-eres malo, secuestras a mujeres y las explotas sexualmente.

-las personas normales también hacen cosas malas a veces.

- ¿nunca has pensado en cambiar de vida?

-no, a mí me gusta esto, siento que todo está bajo mi control, que soy quien tiene el poder.

-lo tienes.

-eres una buena chica, yo soy alguien con mil demonios y que no le molesta tenerlos.

-tienes una forma de pensar muy extraña Bordat, supongo que debes tener una historia, un pasado.

-lo tengo.

-cuéntame tu historia Bordat, quiero intentar entenderte.

-yo nací en Bilbao, en una familia de clase baja, mis padres me abandonaron, nunca los conocí, a mí me crio una tía que era prostituta. Vivíamos en un barrio que se llama Uribarri, en aquel tiempo se vivía una situación difícil, tanto que mi tía no tuvo otra opción que ejercer la prostitución, siempre ha sido un buen negocio. A mí me daba unas pequeñas tarjeticas con su número y el de algunas amigas de ella que también ejercían de prostitutas. Crecí en ese mundo desde pequeño.

-claro, viste que era un buen negocio y decidiste comenzar el tuyo propio después.

-no fue solo por eso, tiempo después, yo ya tenía como dieciséis años, mi tía me había pagado el bachillerato y al salir yo le dije que no quería estudiar más. Y no me puso problema. Nos mudamos a otro barrio y ella nunca cambio de trabajo, le sacaba provecho a su belleza. En el nuevo barrio empezó a trabajar en un club nocturno, pero allí tenía que pagar comisiones al dueño por cada cliente que estaba con ella, yo le decía que no estaba de acuerdo, pero ella se negó a dejar el club.

- ¿y qué hiciste?

-me involucré con el dueño del club, un viejo gordo que también era traficante de drogas, el me enseñó a vender drogas en los colegios y yo aprendí rápidamente. Me volví como un hijo adoptivo para él, manejaba buena pasta, cuando cumplí veintidós, me compré mi primer coche y mi primera casa.

-el viejo gordo me trataba como su propio hijo, cuando llegaban chicas nuevas al prostíbulo, me dejaba probarlas a mi primero. Me las obsequiaba como regalo. Por eso nunca he visto a las mujeres con otros ojos que no sea, para follarlas y para que produzcan dinero para mí con su cuerpo.

-entiendo, por eso nunca has tenido una relación con ninguna mujer.

-no, nunca, lo más cercano a eso es Marta, y, aun así, es una más de mis chicas.

-es una historia triste Bordat.

-no del todo, a mí me hace feliz cuidarlas a todas, cuando no hay necesidad de violarlas.

-tiempo después, el viejo Gordo se murió y yo me quedé con toda la pasta, cerré su viejo burdel en Bilbao y me vine para Madrid. Compre varias casas, las decore a mi gusto y empecé a traer a las chicas, contrate al falsificador, mande a crear las páginas en internet, cree mi negocio, que funciona igual todavía. Modernice un poco el modelo. Hoy en día todo se hace por internet.

-hablas como si fuese una empresa de hamburguesas.

-es similar, es un simple y buen negocio.

- ¿Qué pasara conmigo ahora que ya me follaste?

-te publicare en la página, para mis clientes puedan pedir tus servicios.

- ¿los clientes vienen a la casa siempre o nos llevas a donde ellos estén?

-depende de cómo desee el cliente.

-entiendo.

-lo harás bien, debes actuar como lo hiciste conmigo, porque si te resistes, los clientes pueden golpearte, están autorizados a hacerlo, están pagando.

-no quiero que nadie me golpee.

-nadie te golpeara si actúas como te digo.

-comprendo.

Bordat era un tipo que hablaba siempre seriamente, no mentía nunca y eso, al menos eso, me agradaba de él. Aquella noche Bordat y yo tuvimos sexo unas tres veces, yo me dejaba llevar, disfrutando de sus besos y sus caricias. Él se quedó en mi habitación, dormimos juntos y cuando amaneció, desperté y el ya no estaba.

Seguía intentando descifrar su personalidad, era un hombre extraño y frio. Su vida había sido diferente a la de cualquier persona desde el inicio, se formó para ser precisamente lo que era. Aunque pasara desapercibido ante el mundo, lucia como un empresario, bien vestido, sabia usar las palabras correctas, era mesurado, analítico, sabia manejar siempre la situación a su favor. Era un genio, guapo y malvado, esa es la descripción más acertada para él.

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