EL CÓDIGO ROSA

Día 2

Llegaron a las ocho y treinta minutos a "Hondarribia" que es el nombre de la ciudad en euskera. En aquel sitio fronterizo los dejó el conductor, para que continuasen su viaje a Francia solos.

-a partir de este lugar sólo seremos tu y yo.
-ok entiendo, no hay ningún problema. Respondió la chica asintiendo con la cabeza para indicar que estaba de acuerdo.
-muy bien, debes saber que no tendremos guías, no iremos a París, iremos viajando en un auto que renté, el auto nos espera en Hendaya, ese auto no tendrá conductor, seré yo quien conduzca, pues ya te he dicho que solo seremos tu y yo.
-perfecto. -Contestó Laure un poco asombrada. A pesar de que el cliente decía que irían sin guía alguno, parecía tener cada detalle perfectamente planificado.

Tomaron un taxi al cruzar la frontera, llegaron a un estacionamiento donde estaba el auto. Guardó la maleta de Laure en el baúl. Ambos abordaron el auto y empezaron el viaje.
Recorrieron alrededor de treinta minutos, hasta que llegaron a Saint Jean de Luz, llegaron a un hotel cerca de la playa donde ya estaba reservada una habitación a nombre de Lorem.
Recibieron las llaves, subieron al segundo piso por las escaleras que estaban adornadas por hermosos cuadros que representaban épocas medievales.

Le agradaba todo lo que veía, el aspecto del lugar, la playa aunque en el invierno sería una locura bañarse, le gustaban las bonitas calles, era como estar de vacaciones. Aunque ya sabia que no durarían allí muchos días.
Lorem abrió la habitación, y como un caballero con modales le hiso una señal con la mano para que ella entrara primero.

Entró y se sorprendió en el mismo segundo, en la habitación había dos camas individuales muy bien arregladas y en cada una había una maleta.
-¿dormiremos en camas separadas? -preguntó sorprendida.
-sí, no tengo intenciones de acostarme contigo. -respondió Lorem en un tono sumamente honesto y amable.
-ok...
-¿para que pagaste por mis servicios por tantas horas si no las vas a usar? -preguntó en un tono un poco ofendida Laure.
-espera, no te ofendas, a mi me encantaría hacerte el amor ahora mismo eres una chica hermosa, pero no fue para eso que te contraté.
-¿para que entonces? ¿y esas maletas que significan?
-siéntate y deja que te explique. -le dijo Lorem tomándola de la mano.

Laure no entendía nada de lo que estaba sucediendo, reaccionó involuntariamente, se había sentido ofendida, brindaba servicios por hora, pero eso no significaba que cualquier loco podría usar su tiempo para lo que deseara, aunque sonara irónico, su tiempo lo vendía para ofrecer sexo nada más. Esto le parecía muy extraño.

-yo no soy un cliente normal, y cuando te digo normal, me refiero a la clase de personas que buscan servicios como los que tu y otras chicas ofrecen, que he de suponer en la mayoría de los casos serán hombres casados, ausentes de sexo y eso no me ha faltado, tampoco poseo fetiches raros para sentirme placentero, no te voy a amarrar, no te voy a golpear, no te hare nada de eso, porque yo soy una persona diferente.
-entiendo. -respondió mucho más calmada Laure.
-en cuanto a las maletas, es porque la pinta que traemos no es la mas adecuada para un viaje como el que vamos a hacer. Adentro tienen lo adecuado para ambos, productos de higiene personal, calcetines, calzado, ropa de invierno. En el closet hay tres abrigos para ti. Puedes tomar los tres si quieres.
-muy bien, gracias.
-no te preocupes, la maleta que trajiste no la necesitaras, la enviaré a Madrid y estará en uno de mis departamentos hasta que regresemos.
-perfecto. ¿Qué haremos en Francia entonces? -preguntó Laure.
-no lo sé, supongo que conocernos y conocer Francia. No conozco mucho este país aunque se hablar perfecto el idioma.
"¿quien quiere conocer a una chica que trabaja de prostituta?", pensó dentro de sí.
-entiendo, yo tampoco conozco mucho este país, y sé hablar francés muy bien porque nací en Bélgica.
-¿Bélgica?.
-sí.
-tampoco Conozco Bélgica aunque mi bisabuela si nació allá.
-bueno espero que algún día lo hagas, así le rendirías homenaje, es un lindo país.