Keira Gray tenía una vida bastante normal, al parecer. Vivía en el condado de Arizona, en Phoenix, con su madre. Iba a clases de Ballet desde los cuatro años, en donde conoció a la que se volvería su mejor amiga, Bella Swan, quien fue su compañera d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de entregarle nuestros permisos para ir a la excursión de biología al profesor Molina, Bella y yo descansábamos en el capó de la pickup.
Después del accidente, mamá había decidido que yo iba a ser mi propio chófer, dándome el Volkswagen a mí. Después de varias pequeñas descuciones en las que le recalcaba que había sido un accidente, me dijo que iba a hacer una excepción con Bella, pero que tratara de usar el auto que antes era de papá.
Acepté nada más porque no quería ser el centro de atención con mi auto. No era muy ostentoso como el Volvo de Edward o el Jeep de los Cullen, pero si llamaba la atención por estar en tan buen estado.
Suspiré a la vez que cerraba el libro y lo guardaba en mi mochila, alistándome para cuando tuviésemos que subir al autobús y marcharnos. Al levantar la cabeza, Jasper Hale, Alice y Edward Cullen caminaban en dirección a un autobús. Como siempre se veían perfectos, con la piel pálida brillante y ese aura atrayente.
Por un momento, mi mirada chocó con la de Jasper. Quise apartar la vista al saber que había sido atrapada mirándolo, sin embargo, no lo hice. Él llevaba un cardigan negro, con la mochila colgada al hombro y pantalón negro. El cabello, como siempre, lucía perfecto, de un brillante color miel. Me dedicó una sonrisa que, nerviosa, correspondí.
—Aquí están, eh. ¡Están vivas! —bromeó, Mike, parándose frente a mí, y rompiendo el contacto visual que había estado teniendo.
Miré a Mike con una sonrisa con los labios apretados, y luego asentí, extendiendo los brazos nada más un poco, para que mirara que efectivamente estaba en perfecto estado.
—Al parecer si —respondí yo.
Mi herida aún no sanaba por completo, tenía que cambiar la gasa y estarla limpiando, pero ya estaba cerrándose poco a poco. Bella por otro lado no había dicho palabra alguna, y entendí porqué cuando vi la forma en la que miraba a Edward Cullen. Pasé la lengua por mis dientes con los labios sellados, intentando reprimir un comentario burlesco que amenazaba con salir.
—Oye, Keira, te quería preguntar.... —alcé las cejas indicándole que siguiera—. Es decir, falta como un mes, pero.... ¿Quieres ir al... baile, conmigo?
Entreabrí los labios sin saber qué responder y Bella, de repente interesada en nuestra conversación, me miró de forma rápida con una pequeña sonrisa de ánimo. Le devolví la mirada, algo insegura. Mike era guapo, pero en mi mente Jasper era el que estaba en mi cabeza cada vez que me preguntaban acerca del baile.
—Así que... ¿qué dices? —volvió a insistir.
—Bueno, yo.... —sentía la mirada de ellos en mí y apreté los labios, sin saber cómo decirle que no.
—Ese fin de semana iremos a Jacksonville —interrumpió Bella por mí y le agradecí con la mirada a pesar de que no fuese cierto, no tenía planeado nada ese fin de semana.
