˚⁀➷⚘ c. 1990
_____ trabaja en el cementerio de Poblenou. Un misterioso joven se muda a la ciudad y, rápidamente, los vecinos comienzan a esparcir rumores sobre él, puesto que luce peligroso y aterrador como un criminal.
Sin embargo, _____ descubre q...
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—¿_______? —era la maruja de cabello canoso la que la llamaba—. ¿Qué haces cargando con ese rastrillo por todo el cementerio?
—Seguridad, señora, seguridad —respondió manteniendo los párpados abiertos a duras penas. Es lo que tiene no haber pegado ojo en toda la noche.
Desde que echó a Apoo del cementerio había estado patrullando por si había alguien más o por si se le ocurría volver más tarde, y tampoco dejó de pensar en el epitafio del señor Romeu. Las primeras horas estaba en blanco y no tenía ni idea de lo que podría significar. Pensó en tiendas de dulces, el mar, algún río... Pero nada tenía relación.
Hasta que cayó en la cuenta de que se refería a los Bunkers del Carmel. Desde ahí, un punto muy alto de la ciudad, se podía ver toda Barcelona, y por eso el juego de palabras con caramelo. Quizá si fuera hasta allí obtendría más respuestas para encontrar la siguiente pista... «¿Pero en qué estoy pensando? No necesito esa llave... Tan solo la mantendré oculta de Kaido y su grupo», consideró ______ que era la mejor opción.
Pese al sueño que tenía, también se replanteó el quedarse toda la noche de nuevo en el cementerio por dos motivos: uno, para vigilar que Apoo no volviera a traspasar; y dos, y el motivo principal, para no tener que mirar a Killer a la cara. O a lo poco que veía de ella. De nuevo, ¿por qué la llevaría? ¿Quizá era para ocultar su identidad de delincuente? A saber...
Lo que sí sabía es que aún le daba un vuelco el corazón cuando recordaba la escena de anoche, y aquello no podía ser bueno. También le había dicho que le pareció una chica dulce... Para ser sinceros, era la primera vez en mucho tiempo que alguien le decía algo así. Estaba ligando con ella, ¿verdad? Era ligoteo puro y duro, ______ estaba segura de ello.
Y precisamente por eso no quería volver a casa y encontrarse con él, porque temía que, si volvía a hacer un numerito como aquel, acabaría cayendo en sus garras. Pero su orgullo iba primero, y no le daría a Killer lo que quería: tener el control.
—Decidido, esta noche no se vuelve a casa —asintió con la cabeza para que las palabras calaran en su mente, y algunos visitantes la miraban con extrañez, viendo cómo una joven hablaba sola a la que vez que sujetaba un rastrillo sobre su hombro.
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—Fins demà* —se despidió ______ de sus compañeros de trabajo, habiéndoles dicho que se quedaría unos minutos más para adelantar papeleo.
Aunque ahora recordó un pequeño problema, y es que no había comido nada en todo el día al haberse quedado en el cementerio desde anoche. Quizá podría salir a comprar algo, pero... La joven miró alrededor y suspiró.