˚⁀➷⚘ c. 1990
_____ trabaja en el cementerio de Poblenou. Un misterioso joven se muda a la ciudad y, rápidamente, los vecinos comienzan a esparcir rumores sobre él, puesto que luce peligroso y aterrador como un criminal.
Sin embargo, _____ descubre q...
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—¿Han reforzado la seguridad en el cementerio? —le preguntó Killer a _____. Hoy había decidido acompañarla al trabajo, por si las moscas, y porque quería ver el lugar en donde habían hecho las pintadas.
—Qué va —suspiró—. No les podría importar menos lo que ocurra en el cementerio —criticó la joven.
—Estoy seguro de que querrías atrapar a esos gamberros por tu propia cuenta —rio, y _____ rio de vuelta.
—Ya te digo, les haría limpiar el cementerio entero —gruñó un poco, notando las agujetas del día anterior.
—Podríamos intentarlo.
—¿Cómo? —lo miró a los ojos.
—Digo que podríamos intentar atrapar a esos gamberros —la miró de vuelta. _____ rio, pensando que estaba de broma.
—Venga ya —le dijo con una sonrisa al ver que iba en serio.
—¿No quieres saber quién ha sido del culpable? —le dijo.
—Sí, pero... —dudó—. Y si los atrapamos, ¿luego qué?
—Los torturamos —se quedó mirando seriamente a ____. Tras unos segundos, continuó—. Es broma —_____ rio, apartando la mirada—. Nos quedaremos hoy en el cementerio a esperar. Los criminales siempre vuelven a la escena del crimen —afirmó.
—¿Cómo estás tan seguro de que volverán hoy, y no otro día? —la joven no estaba convencida—. Además, no podemos quedarnos en el cementerio cuando esté cerrado; es ilegal.
—Tengo una corazonada —dijo con voz misteriosa—. Y... ¿nunca has hecho algo ilegal? —la miró de reojo.
—Mmm... ¿cruzar la carretera en rojo cuenta? —Killer rio.
—No, no cuenta.
—¿Y tú? ¿Has hecho algo ilegal acaso? —le preguntó de vuelta. Killer tardó unos segundos en responder.
—Quizá sí, quizá no... —evitó la pregunta.
—Oh, vamos —insistió _____—. ¿Qué has hecho?
—Demasiadas cosas para contártelas —dijo dramático, exagerando. La joven puso los ojos en blanco. Seguro que le estaba tomando el pelo—. Entonces, ¿qué? ¿Te apuntas? —le enseñó la mochila que llevaba cargando—. Tengo reservas para aguantar toda la noche.
—¿Lo tenías preparado antes de consultarme? —abrió los ojos como platos.
—Hombre prevenido vale por dos —se la volvió a colocar sobre el hombro—. Ahora que te he contado mis planes ilegales solo tienes una opción: acompañarme. De otro modo, tendría que matarte.
