˚⁀➷⚘ c. 1990
_____ trabaja en el cementerio de Poblenou. Un misterioso joven se muda a la ciudad y, rápidamente, los vecinos comienzan a esparcir rumores sobre él, puesto que luce peligroso y aterrador como un criminal.
Sin embargo, _____ descubre q...
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«Kid, Heat y Wire llegaron poco después del terrible suceso...»
—¡Hey! —gritó Kid, prácticamente saltando desde las piedras hasta la arena—. Se ha oído el disparo hasta en Alicante, ¿qué cojones ha pasado? —exigió saber, preocupado. _______ no supo si se preocupó más o le alivió el hecho de ver el cuerpo de Marco sangrando sobre la arena.
«Después de aquello no recuerdo exactamente qué ocurrió con el cadáv... con Marco. Si lo dejamos en la playa, no lo recuerdo; si los chicos se hicieron cargo de él, no me lo dijeron. Tampoco quise preguntar, y prefiero seguir viviendo en la ignorancia. Lo siguiente que recuerdo es estar en la caravana de nuevo en una carretera desconocida».
—¿Pongo algo de música? —preguntó Kid al volante. ________ se mordía las uñas, la mirada perdida en el paisaje que pasaba con velocidad a través de la ventana. Heat y Wire la miraron de reojo en el asiento trasero, y Killer, de copiloto, golpeó la mano de Kid que se acercaba a encender la radio—. Vale, sin música.
_________ ni siquiera estaba prestando atención a lo que ocurría en la autocaravana. Su mente estaba demasiado perdida entre preguntas sin respuesta, pero la principal era: ¿Y ahora qué?
No podría volver a su anterior vida normal y rutinaria, pero... ¿podría encontrar hueco en una nueva vida?
Tantas preocupaciones parecían crear un dique que impedía a sus lágrimas fluir libremente, para su fortuna o para su desgracia.
—¿Qué haréis ahora con la llave? —preguntó con voz débil. El paisaje que veía por la ventanilla era árido y monótono.
—Saquear a Kaido y huir; ese era el plan —contestó Wire.
—Y pregunta incorrecta, _______ —añadió el pelirrojo, y la joven se extrañó de que la llamara por su nombre y no usara un apodo recién inventado en el momento—. «¿Qué haremos con la llave?», es la pregunta —Le regaló una sonrisa ladina por el espejo retrovisor.
Quizá _______ no pudiera entrar en una nueva vida ella sola, pero esa panda de adorables zoquetes (a su manera) se asegurarían de hacerle un hueco en sus vidas. Supuso que esa preocupación ya la tenía cubierta.
—¿Kaido no nos estará persiguiendo? Y... ¿Newgate? —Esta vez se incluyó en la pregunta.
—No te preocupes —habló Killer—. Me he encargado de eso; estamos a salvo.
«Tampoco pregunté qué plan tramó Killer para ocultar nuestro rastro y evitar la furia de las bandas más peligrosas de mi antigua ciudad, pero si algo he aprendido de jugar a "dos verdades y una mentira" con él, es que hay veces que no quieres saber ni la verdad ni la mentira».
—Pasaremos aquí la noche —Kid dijo al aparcar el vehículo. Todo salieron de la autocaravana y entramos al motel que nos recibía con las puertas abiertas, como probablemente hacía con todos sus inquilinos. De hecho, ellos no eran los huéspedes más sospechosos. Por eso Kid habría elegido un lugar como aquel, donde pudieran pasar desapercibidos.
«Kid pagó por cuatro habitaciones. Perfectamente podría haberse permitido cinco, pero prefirió que Killer y yo compartiéramos habitación. Por suerte, el motel era demasiado cutre como para tener cama de matrimonio. Bueno, ese "por suerte" era lo que intentaba hacerle creer, pero ahora le estoy agradecida. Aunque nunca se lo diré».
—Me daré la vuelta mientras te cambias —Killer dijo y dio la espalda a _______ mientras se vestía con la ropa de dormir. Killer ya llevaba una simple camiseta de tirantes y pantalones de pijama que le llegaban hasta la rodilla.
—¿Por qué sigues cubriéndote el rostro? —preguntó ella. El rubio no contestó, como si estuviera pensando qué responder—. No me importan tus cicatrices.
—No todo el mundo es como tú —susurró con una ligera sonrisa.
—Ya puedes darte la vuelta —le avisó—. También puedes deshacerte de ese pañuelo —bromeó, y vio a Killer sonreír con sus ojos.
—Quizá empiece a quitármelo para dormir—Killer se sentó en su cama, las manos levitando sobre el pañuelo, debatiéndose entre revelar su rostro o mantenerlo oculto.
________ se acercó y se sentó a su lado en la cama, mirándolo a los ojos fijamente.
—No tienes que preocuparte cuando estés conmigo —lo reconfortó. Alzó una mano para quitarle lentamente el pañuelo, al ver que Killer no se oponía. La tela azul pasó a revelar las cicatrices que ya había visto en la playa: aquella sonrisa tallada en sus mejillas, un recuerdo eterno de un mal trago. ________ se mordió el labio, sintiendo rabia por que le hubieran hecho aquello.
Pasó el pulgar por encima de la cicatriz con cuidado, como si el mínimo roce fuera a hacerle daño, apreciando cada parte de su rostro. Curiosamente, aquella era la vez que más temor había visto ________ en los ojos de Killer. Sus pupilas azules estaban inundadas de preocupación y miedo sin motivo razonable.
—No me importan tus cicatrices. Ni las de tu cuerpo, ni las de tu pasado —insistió ella. Killer colocó su mano sobre la de la chica, feliz, mas sin demostrarlo en su rostro.
—¿Estás segura de ello, _______? Hay demasiadas cicatrices, visibles o no. No puedo pedir que perdones todas mis acciones, es demasiado pedir para un criminal como yo.
—No eres el único que tiene las manos manchadas de sangre —soltó una risa seca—. Sería hipócrita de mi parte obviar eso.
—En ese caso, a mí tampoco me importan tus cicatrices —susurró Killer, acercando su rostro al de ________.
La joven eliminó la distancia que los separaba, juntando sus labios en un gentil beso. La mano del rubio acarició su mejilla con calidez, y ________ recostó los brazos sobre los hombros de Killer. La joven acarició por última vez los labios de su compañero y juntaron ambas frentes con un suspiro. La noche era silenciosa; solo podían oírse algunos grillos a lo lejos y la suave brisa meciéndose entre arbustos sin hojas.
—Te quiero —susurró ________, y no pudo ocultar su sonrisa cuando Killer le devolvió de vuelta las mismas palabras.
—Yo también te quiero, _________.
«Quizá sí hubiera venido bien una cama matrimonial».
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