Eternos

75K 5K 1K
                                    

P.O.V Sam

-¿Qué me vas a enseñar? –pregunte molesta.

-Te enseñare a dominar las armas, desde una daga hasta una 9 milímetros –Alec parecía un niño pequeño jugando con sus autos de juguete.

-¿Armas de fuego? No veo la necesidad, es decir, somos lobos. No las necesitamos.- Alec me miro de manera arrogante. Me molesto mucho que lo hiciera, definitivamente lo haría pagar por los años de maltrato y por haberme rechazado.

-Existe la posibilidad de que un lugar habitado por humanos se convierta en un campo de batalla, naturalmente no podemos transformarnos frente a ellos.- fruncí el ceño, no me gustaba la idea de involucrar humanos en esto- Claro que nadie quiere que eso pase pero es mejor estar preparados.

Después de que Alec me explicara cómo usar los diferentes tipos de armas por fin pude disparar. Los blancos tenían forma de lobo y se hallaban bastante lejos de mi posición. Primero probé suerte con las armas de fuego que, según Alec, eran más sencillas. Disparé una y otra vez, nunca falle. Pase a lanzar flechas, al principio me constaba tensar el arco pero después de varios intentos logre darle al blanco. Con las dagas fue más fácil, las lanzaba con una certeza que sorprendió a Alec.

-Bien, eso fue todo por hoy –dijo Alec un vez hube lanzado mi última daga-Creo que la próxima vez estarías lista para enfrentarme. – yo sonreí con autosuficiencia.

-¿Temes que esta debilucha te derrote? –pregunte arrogante. Alec alzo una ceja divertido mientras se cruzaba de brazos.

-Solo me vencerás en un sueño preciosa- dijo acercándose a mí – Soy mucho para ti.

- No olvides que los sueños pueden hacerse realidad –dije dando media vuelta para dirigirme al interior de la casa.

Cuando llegue a mi habitación después de la cena me sentí muy cansada. Decidí darme una ducha rápida y ponerme el pijama. Una vez cambiada me tire sobre la cama con un ágil movimiento, sin darme cuenta me quede dormida.

Corría por un denso bosque, las copas de los arboles eran tan espesas que no dejaban vislumbrar la luz del medio día. Sentía que debía escapar de algo pero no sabía de qué. Mis piernas pasaban más de lo normal y mis pulmones ardían por la falta de aire. En un descuido tropecé con la rama de un árbol. Note como las sombras se cernían sobre mí.

De pronto una luz cegadora cubrió el bosque, las sombras se desvanecieron al instante. Me sentía segura. La luz se fue extinguiendo lentamente hasta quedar reducida al tamaño de una pelota de futbol flotando frente a mí. M e pare y quede frente a la bola lumínica cuando de pronto esta empezó a hablar con voz de mujer.

                            “La última gran descendiente librara a nuestro mundo del mal

                                                Ella luchara por el amor y la libertad

                                   Más bien tres mates tendrá y las cosas complicaran

                                               Uno de ello no está destinado a ella

                            Al otro lo mueve un fuego interno alimentado por el egoísmo

                  Solo el mate original mandara en su corazón, el posera un poder ancestral

                               Grandes obstáculos deberán superar para juntos poder estar

      En la gran guerra muchos morirán, pero el amor verdadero triunfara sobre la obscuridad.”

La luz se extinguió dejándome aturdida. Sentí que debía volver a correr, pero esta vez tres lobos estaban a mi lado. Me transforme y corrimos a toda velocidad, llegamos hasta un lago donde paramos a recomponer nuestras fuerzas.

En unos segundos nos vimos rodeados por aquellas sombras aterradoras. Un gran lobo negro se puso a mi derecha, mientras que uno gris un poco más pequeño se puso a mi izquierda. El lobo restante era igual al gris en cuanto a tamaño, pero esta tenía el pelo color caoba, se colocó al lado del lobo negro.

Las sombras tomaron forma de aterradores lobos rojos, parecían provenir del infierno. Sin embargo ninguno de nosotros se acobardo.  Un rugido salió de mi pecho y como si hubiera dado una señal silenciosa, los 4 atacamos a los lobos rojos.

Desperté cubierta de sudor,  las sabanas estaban  enroscadas alrededor de mi cuerpo y tenía la respiración agitada. Mire el reloj que se encontraba en mi mesa de noche. Eran las 2:00 a.m, definitivamente esta iba a ser una noche muy larga.

Baje a la cocina por un vaso de agua, cuando regresaba mi cuarto escucha gemidos proviniendo de la habitación de Alec. Me dolió, no lo iba a negar, pero Alec era pasado. O eso creía.

Inconscientemente me dirigí a la habitación de James, al llegar toque la puerta y fue recibida por un James medio zombi que sonrió al verme.

-Sam ¿Qué ocurre? –pregunto preocupado al observar mi rostro, el cual debía estar pálido.

-Tuve una pesadilla ¿Puedo dormir con tigo? –pregunte temerosa de que se negara. James esbozo una gran sonrisa y me tomo en sus brazos cargándome como si fuera una novia. Me deposito suavemente en la cama y se tumbó a mi lado.

-Nada ta pasara mientras estas con migo –dijo besando mi frente.

Me abrazo dulcemente y yo recargue mi cabeza en su pecho, no sé por cuanto tiempo estuvimos de esa manera. Solo sé que de un momento a otro me quede dormida aspirando su esencia y sintiéndome segura entre sus brazos.

Cuando abrí los ojos me encontré con James observándome. Parecía feliz  de tenerme a su lado.

-Buenos días –dije besándolo dulcemente, lamentablemente nos tuvimos que separar por la falta de aire.

-Me podría acostumbras a esto –dijo escrutando mi rostro con su mirada- Es como estar en el cielo.

-Duerme con migo cada noche – pedí mientras acariciaba su cabello –Te convertiste en mi cable a tierra James.

-No sabes lo feliz que me hace que digas eso –dijo acercando su rostros peligrosamente al mío, estábamos a solo milímetros.- No estoy seguro de poder controlarme si te beso en este instante- dije James con voz ronca. Sus ojos se habían obscurecido a causa del deseo.

-No te controles –pedí/exigí mientras estrechaba mis labios contra los suyos.

El beso comenzó de una manera dulce y acabo convirtiéndose en uno desesperado y lleno de pación.

P.O.V Narradora

Sam se encontraba nerviosa en el momento que James quito su blusa y su sujetador. Sus mejillas se encendieron al instante. Por su parte James pensaba que Sam era lo más perfecto que había existido alguna vez.

Los besos de James pasaron por el cuello se Sam hasta llegar a su abdomen, Sam quito con un rápido movimiento la remera de James, quien se despojó de sus bóxer con un rápido movimiento.

-¿Estas segura de esto? –pregunto James mientras quitaba el short y las bragas de Sam.

-Completamente- dijo Sam mirándolo fijamente a los ojos, perdería su virginidad pero ella estaba segura de que amaba a James.

Aquella mañana Sam decidió entregarse a James en cuerpo y alma. Solo las paredes fueron testigos del acto de amor en el que los dos se vieron envueltos, no eran dos cuerpos separados, ellos eran una sola persona. Sus movimientos eran sincronizados y el deseo que sentía el uno por el otro era incalculable.

James y Sam se amaban con locura, no solo por el hecho de ser mates, si no por el hecho que sus partes humanas habían unidos sus destinos. Cuando concluyeron un “Te amo” se escapó de los labios de ambos.

Definitivamente aquella mañana Sam y James se habían hecho uno, por lo tanto eran eternos. 

SERÁ TARDE (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora