Motas, fuera.

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TW: Está historia incluye temas que pueden resultar sensibles para algunas personas, como autolesiones, pensamientos suicidas, bullying, acoso, violencia, contenido sexual, entre otros.

Era un martes como cualquier otro. La clase estaba por comenzar, y como era costumbre, Martinette entró al salón en el último momento. Saludó tímidamente a su amor platónico, Adrien, con quien últimamente convivía más y más; ya casi lograba entablar conversación con él sin tartamudear. Después, tomó asiento junto a su amiga Alya y comenzaron a platicar sobre las últimas actualizaciones del Ladyblog.

De pronto, todos los celulares sonaron de manera casi simultánea, y aunque los tonos eran muy variados, todos indicaban lo mismo; un nuevo mensaje.

Seis meses después

- ¡Lucky Charm! - Exclamó Ladybug. Segundos después, observó el objeto que acababa de materializarse.

- ¿Una lata de soda? - Se preguntó en voz alta Chat Noir. No tenía idea de qué hacer con eso, pero tampoco tenían tiempo de sentarse a meditar, pues un látigo compuesto por miles de símbolos fosforescentes serpenteaba hasta ellos, mientras los dedos de Programmer tecleaban a la velocidad de la luz. Ladybug no fue lo suficientemente rápida y el látigo la alcanzó en la espalda. Soltó un grito, mientras el impacto la desplazaba varios metros.

-Mi Lady, ¿te encuentras bien? - En un segundo, Chat ya se encontraba a su lado. La ayudó a incorporarse, y al hacerlo, ella soltó un pequeño gemido. El sonido de su grito había sido desgarrador.

- Sí, solo fue un pequeño rasguño. - Intentó esbozar una sonrisa falsa, pero ahora los símbolos se acercaban a ellos en forma de cuchillas. Esta vez, lograron esquivar el ataque.

El tiempo se acababa, y los ataques no se detenían. De pronto, el rostro de Ladybug se iluminó. Chat amaba cuando eso sucedía. En los últimos meses, su Lady parecía más... Apagada. Había sido algo progresivo, pero ya no era la misma. Siempre parecía distante, su piel estaba más pálida, su silueta más delgada y algunas veces, sus ojos revelaban que había estado llorando. Pero durante la batalla, justo antes del triunfo, volvía a ver a la vieja Ladybug.

- Trata de distraerlo- Y tras decir esas palabras, salió disparada hacia la oscuridad. Inmediatamente, Chat comenzó a soltar comentarios provocadores mientras hacía poses burlonas, acortando la distancia con el enemigo. Notó un borrón rojo acercándose por detrás al Programador. Y de pronto, Ladybug derramó la soda sobre el teclado. Las líneas de código dejaron de fluir. Aprovechando la estupefacción del enemigo, Ladybug tomó la computadora y la estrelló contra el piso.

Chat solo observó completamente embelesado mientras ella purificaba el akuma con su amuleto mágico. Se veía como una diosa. De pronto, un pitido lo devolvió a la realidad; la transformación de Ladybug estaba por terminarse.

- Puedes encargarte del resto, ¿verdad, gatito? - Chat solo asintió, y tras hacer un gesto de despedida, fue engullida por la oscuridad.

Aún tenía bastante tiempo; ni siquiera había tenido que usar su cataclismo. Al pensar en eso, observó sus manos y notó que estaban húmedas. ¿Serían restos de soda? Las acercó a su rostro, y de pronto, un escalofrío recorrió su espalda. Reconocía perfectamente el olor de la sangre. Recordó el desgarrador grito de Ladybug, y gritó su nombre. No hubo respuesta. Después de un breve pero intenso debate mental, decidió que el chico podía arreglárselas solo y salió disparado hacía la dirección que su Lady había tomado. Recordaba haberla visto tambalearse. Tal vez había sido solo un rasguño, pero si algo grave le ocurría a la chica, nunca podría perdonárselo. Finalmente, logró vislumbrarla a lo lejos. Comenzó a seguirla, aún con el dilema moral en mente. Pero de pronto, ella saltó a un balcón; el de la casa de los Dupain Cheng.

Muerto de curiosidad, no pudo evitar acercarse a espiar. Se colocó a un costado de la ventana, para ver cómo la transformación de Ladybug se desvanecía, y en su lugar, aparecía Martinette.

La sorpresa inicial no fue un golpe tan duro como el que Chat sintió al notar que la camiseta de Martinette estaba completamente empapada de sangre. Pero ella ni siquiera pareció notarlo. De forma inexpresiva le dio una galleta a su kwami, la cual le dedicó una mirada cargada de tristeza antes de desaparecer.

Chat seguía observando cuando Martinette tomó su celular y comenzó a reproducir Bullet With Butterfly Wings, de The Smashing Pumpkins y se quitó la camisa empapada de sangre. No tenía sujetador, pero Chat ni siquiera reparó en eso: Su espalda estaba llena de cortes, algunos frescos y otros cicatrizados. También estaba observando cuando Martinette tomó una pequeña caja de su tocador, y sacó un pequeño objeto brillante. Observó como dirigía la navaja a su cadera, y como quien no quiere la cosa, la dejaba resbalar sobre su piel. Observó como repetía la operación en la parte de su muslo derecho que el short no cubría. Siguió congelado cuando se hizo el tercer, cuarto, quinto, sexto corte. Pero Martinette comenzaba a perder el control, haciendo cada movimiento más violento, cada corte más profundo y la música sonaba demasiado estruendosa, y sin pensarlo, saltó por la ventana, y la rodeó con los brazos, haciéndola soltar la navaja por la sorpresa.

Cuando notó quién era, simplemente devolvió el abrazó y comenzó a llorar como si su alma se estuviera rompiendo.



Solo quiero aclarar que este fic tiene sangre, sexo, mis propios comentarios deprimentes y aguacate. El Fic ya está completo en fanfiction.net

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