Juicio

1.9K 126 58
                                    

A pesar de los destrozos arquitectónicos provocados por Dame de Vérité al abandonar el colegio, el akuma no había provocado mayores estragos, así que el Collège Françoise Dupont había continuado con sus actividades; perdían clases por culpa de los akumas con demasiada frecuencia, así que cada hora disponible era valiosa. Así que, cuando Dame de Vérité irrumpió en el salón de clases, encontró a Lila Rossi sentada en su pupitre. Fuera de la sorpresa que causaba su irrupción, era dolorosamente evidente que la única que escapaba del aura abatida que se cernía sobre el grupo era la italiana. Una vez mas, se maldijo a si misma por su ceguera. Pero ella no tenía la culpa. La verdadera culpable estaba frente a ella, fingiendo inocencia. Eso había llegado a su fin.

Por un momento, consideró enjuiciarla allí mismo, en el aula, con todos sus compañeros como testigos, aunque de inmediato, decidió que eso no sería suficiente. Tal vez lo hubiera sido si todo se hubiera limitado a hacer que Marinette fuera odiada dentro de esas cuatro paredes, pero la había difamado ante todo París, así que todo París debía ser testigo de la justicia. Antes de que la castaña pudiera advertir sus intenciones, Dame de Vérité la sujeto de las muñecas y emprendió vuelo, arrastrándola consigo.

Lila Rossi estaba aterrada. Al principio, trató de soltarse, pero al irse alejando del suelo, decidió que eso no era una buena idea, así que optó por hacerse la víctima, lloriqueando, suplicando que no le hiciera daño. Su actuación hubiera ablandado a una roca, pero no surtió el menor efecto ante su captora, quien permanecía impasible. No sabía nada sobre ese akuma, o por qué la había tomado contra ella, pero no podía ser por algo bueno. ¿Por qué los inútiles de Ladybug y Chat Noir no la habían detenido de una vez? Al parecer, la persona akumatizada era Alya. Entonces, ¿por qué era ella a quien llevaba a rastras si el que le había gritoneado era Adrien Agreste? Por un segundo, pasó por su cabeza la probabilidad de que, de alguna forma, hubiera descubierto su relación en todo ese asunto, pero la descartó de inmediato. Fuera lo que fuera, lo averiguaría pronto, pues al parecer, habían llegado a su destino: los estudios de TVi.

El akuma interrumpió la transmisión en vivo del noticiero. Obviamente, no dejaron de grabar, pues la villana no parecía especialmente agresiva, y la presencia de un akuma siempre atraía a los televidentes.

- Buenas tardes. Me disculpo por la brusca interrupción, pero esta mañana, debo tratar un asunto que concierne a todo París. El día de ayer, salió un artículo difamando a una joven, Marinette Dupain-Cheng. El artículo completo es una maraña de mentiras y suposiciones bastante decadente, pero las consecuencias han sido bastante serias. Poco después de la publicación del artículo, Marinette trató de suicidarse. Ahora mismo, se encuentra hospitalizada en un estado bastante delicado. Por si el artículo no fuera suficiente, hace varios meses un audio, en el que presuntamente Marinette se dirigía de forma despectiva a sus compañeros, fue difundido en su círculos cercanos, convirtiéndola en una paria social. El día de hoy ha surgido evidencia que pone en duda la veracidad de dicho audio, junto con testimonios que ligan la nota, el ensañamiento en general contra Marinette, a Lila Rossi.

Al oír la acusación, la castaña se quedó helada. Tardó varios segundos en recomponer su máscara de víctima, derramando lágrimas, negándolo todo pero Dame de Vérité se mostraba impasible.

- Lila Rossi. ¿Eres responsable de alguna de las acciones anteriormente mencionadas en contra de Marinette?

- ¡No! - Exclamó con vehemencia.

- Te lo preguntaré nuevamente. ¿Eres responsable de alguna de las acciones anteriormente mencionadas en contra de Marinette?

Esta vez, antes de que la italiana pudiera mentir, un dolor insoportable asaltó cada terminación nerviosa de su cuerpo. Dame de Vérité volvió a hacer la pregunta y a pesar del dolor, Lila negó de nuevo. Cuando mintió, el dolor escaló a un nuevo nivel, transportando el infierno a un plano terrenal exclusivamente para ella pero a pesar de esto, se aferró a su mentira, sin importar que, literalmente, la estuviera matando.

- Solo la verdad podrá liberarte. - Declaró la villana con solemnidad, impasible ante el sufrimiento de su víctima.

- ¡SÍ! ¡YO HICE TODO ESO! ¡HICE TODO ESO PORQUE QUERÍA VER A MARINETTE HUNDIDA! - Después de escupir la verdad, el fuego invisible se extinguió de golpe.

- Bien, por fin estamos siendo honestas. ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo convenciste a todos sus amigos de que había dicho cosas horribles sobre ellos?

Sabiendo que, de una u otra forma diría la verdad, Lila decidió que lo más inteligente era hacerlo sin atravesar nuevamente ese infierno.

- Esperé a que Hawk Moth me akumatizara. Cuando lo hizo, ya tenía mi plan trazado. Esperé a que Hawk Moth se durmiera o dejara de vigilarme, me escabullí a la habitación de Marinette y robé su identidad para poder grabar el audio usando su voz. Esperé un par de meses, para que nadie pudiera hacer la conexión y envié el audio a todo el grupo y a sus padres.

Para Hawk Moth, quien escuchaba atentamente a través de su víctima, aquello fue una revelación. Recordaba aquella ocasión, en la que Lila había insinuado que era mejor esperar a que fuera de día para actuar, y él, estúpidamente confiado, había dejado a un akuma aparentemente inofensivo toda la noche sin supervisión. Incluso él mismo, a pesar de ser un villano, consideraba ensañarse de esa forma contra una adolescente inocente algo demasiado vil, y saber que, de alguna forma, era responsable, le revolvió el estómago.

- Interesante ¿Y por qué esperabas que Hawk Moth te dejara sin supervisión estando akumatizada?

- No sé. - Ante una fugaz pero poderosa descarga de dolor, se apresuró a corregir su respuesta. - Porque en varias ocasiones me había dejado akumatizar voluntariamente.

Los espectadores parisinos estaban indignados ante lo que estaban viendo. Era una de las pocas veces en las que la mayoría realmente apoyaba al akuma; la idea de que una persona cooperara abiertamente con el villano que llevaba años aterrorizando París para dañar de esa forma a una chica inocente, incluso empujándola al suicidio, causaba furor en los espectadores. Para sus compañeros de clase, el peso de la revelación fue aún más sobrecogedor, pues en ese momento, cayeron en cuenta de la injusticia con la que habían tratado a Matinette.

- Solo tengo una pregunta más. ¿Por qué hiciste todo eso?

-Esta vez, no fue necesario el uso de ningún poder. El rostro de Lila se transmutó, revelando, por una vez, su verdadera esencia.

- Porque la odio. - Escupió, como si las palabras fueran veneno. - Desde el inicio, la muy mustia trató de hacerme quedar mal, de meterse en mi camino hacia Adrien, aunque cada intento suyo fracasó vergonzosamente, volviéndose en su contra. En ese momento, se convirtió en mi enemiga. Después, la odie por su forma de ser. No soporto como va por la vida, cayéndole bien a todo mundo a pesar de ser tan torpe e irritante. Y aún así, cada estúpida cosa que hace, le sale bien, y es alabada por todos. La odio, la odio con todo mi ser.

- Se siente bien, ¿no? Decir la verdad, por fin. Después de vivir entre tantas mentiras, debe ser liberador. Pero ahora que has confesado tus crímenes, debes ser castigada por ellos.

- ¿Castigada? ¿Acaso humillarme en televisión no ha sido suficiente? - Exclamó la italiana, furibunda.

- Tú expusiste a Marinette ante todo París, así que lo justo era hacer lo mismo. Pero olvidas que Marinette trató de suicidarse. En cierto sentido, intentaste matarla... Y el castigo equivalente a eso, es la muerte. - Sentenció Dame de Vérité.

- No puedes hablar en serio. - Musitó Lila, con un hilo de voz. El terror le había arrancado todo color del rostro.

- Lila Rossi, como castigo por todos tus crímenes, te sentencio a muerte. Serás arrojada desde la cima de la torre Eiffel.

La italiana trató de huir, gritó, pateó, hizo todo lo posible para evitar que la akuma la llevara consigo. Pero nada de eso sirvió contra el agarre de hierro de Dame de Vérité.


Esta historia ya casi llega a su fin. Quedan tres capítulos más y un epílogo. En el próximo capítulo: Ahora sí, la pelea de Chat Noir.


DescensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora