Sanity

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-¿Tienes algún desinfectante?-

- Chat, en verdad no es necesario - Su voz sonaba ronca por el llanto. No sabían cuanto tiempo habían permanecido abrazados hasta que por fin Martinette se había tranquilizado. Su rostro (Chat estaba utilizando toda su concentración en enfocarse solo en esa parte de su cuerpo) estaba violentamente sonrojado, tal vez por haber dejado que alguien (y no cualquier persona, sino su compañero de batalla) la hubiera visto perder el control de esa manera, o por el hecho de que al percatarse de su desnudes parcial solo había atinado a cubrirse los pechos con las manos.

- Marinette, estoy dispuesta a quedarme toda la noche si es necesario. No me iré hasta asegurarme de que esos cortes estén desinfectados. -

-Hay un botiquín en el baño.- Logró responder con un leve tartamudeo cuando comprendió que Chat iba en serio.

En cuanto Chat salió de la habitación, Marinette de abalanzó sobre la primera prenda que encontró y se la puso. Después se encargaría de lavar la sangre; ya era experta en la materia. Se sentó en el borde de su cama, hasta que el rubio regresó.

-¿Estás lista? - Ella asintió. - Voy a tener que destransformarme para poder hacer esto bien. - Continuó; tenía miedo de lastimarla más con sus garras. - ¿Podrías... Cerrar los ojos? - La peliazul asintió nuevamente.

- Ciérralos ahora - Susurró. Ella obedeció de inmediato. Chat titubeó por unos segundos, antes de por fin musitar Garras fuera.

Comenzó por los brazos, la zona más limpia. Ahí los cortes eran, en su mayoría, bastante superficiales; probablemente ni siquiera dejarían cicatriz. Los muslos eran una historia muy distinta; los cortes incluso se superponía. Algunos ya habían cicatrizado en forma de líneas blancas y ligeramente prominentes. ¿Cuánto tiempo llevas haciéndote esto, Marinette? Se preguntó Adrien mientras retiraba la sangre seca con suavidad. Cuando comenzó a aplicar el desinfectante, ella ni siquiera pareció inmutarse, a pesar de que por experiencia, el rubio sabía que esa cosa ardía como el infierno. El contraste de esa figura ausente y la vieja Marinette era enorme. Recordando aquella vitalidad, alegría y optimismo que la caracterizaba, un nudo comenzó a formarse en su garganta. ¿En qué momento se había roto? ¿Fue inmediatamente después de la difusión del mensaje, ante las miradas de desprecio de sus compañeros? ¿Fue en el momento en el que tuvo que pasar la primera clase solaz después de que Alya abandonara su asiento? ¿O habría tratado de aferrarse a su optimismo un poco más? Recordó el audio, la mirada de pánico de Marinette cuando entendió lo que estaba escuchando, la forma en la que ella trató de defenderse. Incluso él la había dejado sola, asqueado por lo que había escuchado. Pero ahora, se sentía culpable. Aunque todo lo que escuchaba fuese verdad (y ahora, sabiendo que Marinette era su Lady, la idea le parecía completamente inverosímil) nadie merecía ser abandonado de la manera en que ella lo fue.

Las piernas estaban listas, ahora solo faltaba la espalda.

- Por favor, recuéstate - Trató de hacer su voz lo más grave posible al hablar, para evitar ser reconocido. Marinette se colocó boca abajo. Suavemente, Adrien tomó los bordes de la camiseta y comenzó a levantarla. Marinette subió los brazos para permitir que la quitara, dejando al chico sin aliento. En otro contexto la imagen hubiera resultado sumamente erótico, pero en ese momento las heridas robaban todo el protagonismo. Una lágrima resbaló por la mejilla de Adrien mientras pensaba que algunos cortes probablemente necesitaban puntos y otros comenzaban a infectarse. Pero ahora, solo estaba él, así que comenzó con el proceso de limpieza y desinfección.

La piel de Marinette era increíblemente suave a pesar de las irregularidades, y en la parte baja de su espalda se formaba una deliciosa curva. Sintió un fuerte impulso de besarla cada centímetro de ella, pero se contuvo; definitivamente no era el momento.

Terminaron aproximadamente una hora después. Chat había colocado gasas con antiséptico/cicatrizante en los peores cortes; consideraba que no era suficiente, pero era mejor que nada. Ya había recuperado su transformación, y está vez, le tocó a él cerrar los ojos mientras Marinette de vestía. Cuando los abrió, ninguno sabía qué decir. Finalmente, la chica musitó un "Gracias, Chat". El rubio no respondió por miedo a que se le quebrara la voz. Solo depósito un suave beso en su frente antes de salir por la ventana.

Chat deshizo su transformación en cuanto llegó a su pieza. Plagg evitó hacer comentarios mientras observaba a su portador partirse de dolor. Ninguno de los dos notó al akuma acercarse.


Les dejo la parte dos de mi chingadera emo.

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