Epílogo

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Un año después.

Ladybug se encontraba sentada en el tejado de la Place des Vosges, disfrutando de la brisa nocturna. Si se observaba su rostro de cerca, era posible distinguir en él el cansancio a través del antifaz mágico. Sin darse cuenta, relajada por los sonidos de la noche, comenzaba a quedarse dormida en su lugar. Deslizándose por la oscuridad en completo sigilo, comenzó a aproximarse a ella su compañero de batallas (Chat Noir, Adrien Agreste, El Amor De Su Vida). Por un segundo, el rubio consideró escuchar a la vocecilla malvada que le sugería aprovechar el estado de su Lady para darle un susto, pero al pensar en el humor de su compañera durante las últimas semana, desechó esa idea rápidamente; ya bastantes palizas tenía con los ya no tan frecuentes pero extremadamente agresivos akumas de Hawk Moth. Así que en lugar de asustarla, despertó a su compañera con un suave beso en la sien.

Ladybug abrió los ojos perezosamente, sonriendo al sentir el calor que el cuerpo de su compañero le transmitía al abrazarla por la espalda.

- ¿Descansando los ojos, My Lady? - Preguntó el rubio, ligeramente juguetón.

Ladybug asintió suavemente.

-Estoy exhausta.

No era para menos. Entre los exámenes y proyectos finales, los trámites de ingreso a la universidad, la organización de la fiesta de graduación (de la que ella estaba a cargo), el diseño de su vestido, los diseños para su nueva colaboración con Gabriel Agreste, las sesiones de terapia y sus deberes como superheroína, la pobre chica apenas tenía tiempo para respirar. Afortunadamente, el curso estaba por terminar, así que pronto podría relajar la carga de trabajo un poco.

- No deberías sobrecargarte de trabajo.

- Chatón, no eres la persona más apta para regañarme por eso.

El chico no respondió, porque sabía que era cierto.

- Sabes que si necesitas ayuda con algo, cuentas con todo mi apoyo. Y con el de mi padre... Creo que te prefiere a ti que a mi como hija. - La peliazul soltó una risita ante la última frase.

- Lo sé, y lo agradezco. Pero está bien, puedo manejarlo.

- Fingiré que te creo.

Ambos permanecieron en esa posición durante unos minutos, contemplando las estrellas, y disfrutando de su silenciosa compañía. Nuevamente, la chica del traje moteado comenzó a quedarse dormida.

- ¿Quieres que dejemos el patrullaje para mañana? - Preguntó Chat, mientras jugueteaba con la larga coleta de su compañera.

- No te preocupes, me hará bien despejarme. A demás, no puedo mañana; voy a pasar la noche en casa de Jules.

- ¿Entonces puedes pasar la noche con Jules y no conmigo? - Un falso tono de ofensa impregnaba la voz del rubio, aunque estando tan cansada, no se dio cuenta de la nota juguetona.

- A ti te veo todos los días es la escuela, pero llevo casi un mes sin ver a Jules.

Jules era, en términos generales, la nueva mejor amiga de Marinette. La había conocido un mes y medio después del "incidente", en un grupo de apoyo de sobrevivivientes de suicidio. A los ojos de Marinette, la personalidad de su amiga era irresistible, incluso durante los puntos más críticos de sus episodios maníacos o depresivos (pues Jules era bipolar). Todos estaban de acuerdo con que esa amistad les hacía bien a ambas.

A Adrien también le agradaba bastante, y le tenía un aprecio especial por ser capaz de comprender a su novia durante sus momentos más oscuros de una forma en la que el mismo jamás podría, así como por ayudarla a abrirse nuevamente a la posibilidad de hacer nuevos amigos, pues aunque finalmente, Marinette había podido perdonar a sus ex-amigos (sin que eso significara reanudar su amistad), su confianza estaba tan dañada que la perspectiva de un nuevo acercamiento emocional de ese tipo la aterraba. Diablos, incluso había tenido problemas con Adrien, a causa de todas las mentiras y la desconfianza, pero el rubio realmente se había esforzado por enmendarse. Y finalmente, incluso si fue gracias a una casualidad, había estado con ella en sus momentos más críticos: Literalmente, le debía la vida.

- Lo sé, solo estoy jugando. A demás, no tengo por qué estar celoso. Te tendré para mi solo toda la noche de la graduación. - Le susurró al oído.

Tal vez era por el tono sugerente del chico, o tal vez por lo que estaba implícito, pero Ladybug no pudo evitar sonrojarse. Le dio un pequeño codazo juguetón a su compañero, quien respondió con un exagerado "Miauch" que le arrancó una risita.

- Deja de tontear, y comencemos a patrullar de una vez. Yo me encargaré del lado norte, y tú del sur. Nos vemos en una hora, aquí mismo.

- Como ordene, generala.

Antes de que cada uno se fuera por su lado, Marinette le dio un suave beso en los labios.

Mientras corría por los tejados de París y disfrutaba la mezcla de sensaciones que le provocaba ese paseo (la brisa nocturna, las luces borrosas por la velocidad, el olor a verano), pensó que, aunque estuviera exhausta, las cosas jamás habían estado tan bien en su vida. Y a pesar de que sabía que aún le esperaban muchas dificultades, que la vida podía ser una mierda a veces, tenía fe en que de alguna forma, todo sería aún mejor.

Nota de autora en la publicación original: 

Hola, ¿creían que había abandonado el fic? Pues no, mis cielas. La verdad, me puse a escribir porque no tenía nada mejor qué hacer en el aeropuerto de la CDMX. Vine a renovar mi maldito, perro, asqueroso pasaporte, pero su servidora (yo, por supuesto) es una pendeja incapaz de hacer una sola cosa bien, y no me di cuenta de que mi cita era, efectivamente, para la próxima semana. Me plantee seriamente buscar la línea del metro más cercana y tirarme un clavado a los rieles (I have issues, babies), pero decidí que era mejor seguir escribiendo, y de paso, tratar de seguir correctamente las prescripciones de mi psiquiatra. Seguramente alguna de las dos cosas me ayuda.

Btw, Jules está inspirada en dos personajes de Euphoria (diez puntos para quien adivine cuales). Amé esa serie.

En fin, gracias por leer esta historia. Un besito.

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