Capitulo 18

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Nos besamos de nuevo, pero esta vez con más pasión. Ella sostuvo mi cintura y me hizo acercarme a ella. El sonido del mar fue una de las últimas cosas que escuché, ya que cuando puse mi mano sobre su pecho de Dixie, pude sentir que su corazón era casi tan rápido como el mío, que parecía latir en sus oídos.

-Dixie, -murmuré, alejándome. Respiré y sonreí. -No se cómo eres todavía.

-Soy hermosa, -respondió ella, riendo, frotándome la cara.

-Eso es lo que dijo mi madre, pero... quiero sentir como te ves...

-¿Con el tacto? -murmuró cerca de mis oídos. Me sonroje.

-Es con tacto... ¿Puedo?

-Siéntate libre. -Quito sus manos de mi cara y se sentó frente a mi. Me arrodillé y estiré mis manos hacia ella, un poco incómoda.

-Correcto... pon tu mano en mi cara. -Tomo mis manos, coloco un beso en cada palma y las llevo a su mejilla y luego las soltó.

Lentamente, comencé a explorar su rostro, comenzando con un cabello suave y ligeramente debajo de sus hombros, como el mío.

-¿De que color es tu cabello? -Pregunté.

-Negro tan oscuro como la noche -murmuró ella.

Baje la cara y olí su cabello. Olían a champú. Sonreí.

-Huelen a fresas. -Ella no respondió y continue. Pase una mano por su frente y baje a los ojos que estaban cerrados. Las pestañas eran largas. Baje los dedos hasta el comienzo del contorno de la nariz, lo cual fue una gracia. El pómulo era filoso, la piel suave. Pase mis dedos, un poco temblorosos, hacia los labios que se curvaron en una sonrisa. Los labios estaban llenos. -Te ves bonita, -le dije cuando llegue a su barbilla.

-Lo estoy, -dijo con aire de suficiencia. Llegue a su boca y sentí que la sonrisa se ensanchaba. Hice una mueca.

-Creo que intentas engañarme.

-Si, lo estoy, -dijo Dixie, agarrando mi cintura y tirándome a la arena. Me reí, sintiendo que Simba retrocedió un poco, su belleza es suficiente para las dos.

Su boca volvió a cubrir la mía y le toque la cara con las dos manos.

-A... -murmuró seriamente poco después. -Lo que decidas por ti ahora, estaré a tu lado. -Me aparto el pelo de la cara. -Estaré a tu lado para siempre. -Sentí lágrimas en mis ojos nuevamente, pero antes de que cayera, la jale para besarme.

El lunes siguiente, estaba lista para someterme a una cirugía que comenzaría en unos minutos. Mi madre, a mi lado, me estrechó las manos con fuerza, diciendo que me amaba y que cuando saliera de la sala de operaciones, ella estaría allí, esperándome.

-o-

Solo una persona podía entrar a la habitación a la vez. Mi padre y Dixie ya me habían visto y me deseaban suerte. Papá estaba nervioso, le temblaban las manos, pero su voz era profunda y firme, tratando de darme seguridad, ya que Dixie estaba tranquila, lo que también me calmo. Ella sostuvo mi mano firmemente, diciendo que siempre estaría a mi lado y que me esperaría aquí en el hospital todo el tiempo que fuera necesario.

Cuando volvimos a casa esa noche cuando estábamos en la playa, mis padres no dijeron nada. Si estaban nerviosos, enojados, preocupados, no me di cuenta porque literalmente no dijeron nada.

Al día siguiente, después del almuerzo, mi madre me informó que me dieron de alta para la cirugía y que me apoyarían independientemente de mi decisión. Mi madre comenzó a llorar y dejó la mesa antes de que pudiera murmurar un. -Gracias.

El resto de la semana estuvo tranquilo pero lleno de tensión. La cirugía se había programado antes de lo inesperado y sorprendió a todos. Dixie, que siempre estuvo a mi lado, evitó hablar de eso, porque eso no le agradaba, dijo.

Salimos todas las tardes. A veces no teníamos forma, simplemente salíamos. El domingo, el día antes de la cirugía, nos quedamos en su casa y ella me mostró sus CD's y su preferencia por la música que no estaba del todo mal. Fue bueno estar con ella. Dixie siempre me hizo reír, se divirtió, bromeó y tuvo besos maravillosos.

Esa noche, justo antes de dormir, rece para que todo saliera bien.

Todo estaría bien, pensé antes de soltar la mano de mi madre y entrar al quirófano.

Todo estaría bien.

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