Capitulo 20

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El médico apareció poco después, saludando a mis padre y a Dixie y explicando que me iba quitar las bandas y ver si la cirugía había arrojado un resultado positivo. Dijo que si hubiera funcionado, me tomaría unos segundos antes de que pudiera concentrarme en cualquier cosa, porque las luces serían brillantes y mis pupilas se acostumbrarían con tanta claridad.

Asentí con la cabeza y dejé escapar un suspiro pidiéndole a alguien que me tomara de las manos, lo que hizo mi madre.

-Es hora, -le murmuré con una sonrisa. Mi corazón latía con fuerza y quería reír.

-Bueno, ¿estás lista? -pregunto el doctor, haciendo un ruido con las tijeras.

-Si... -dije, apretando con fuerza la mano de mi madre y con la otra mano el anillo de Dixie estaba encendido. -Estoy lista.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando escuché las tijeras cortar la primera capa de la banda. Mi corazón quería detenerse, pero en cambio latía cada vez más rápido. Las tijeras seguían contando la huellas, todo parecía rodar en cámara lenta.

-Última, -dijo el doctor mientras usaba las tijeras para el último corte.

Ese ruido resonó en mis oídos por un tiempo. Las bandas se deslizaron de mi cara a los hombros.

Mis ojos estaban cerrados, comencé a abrirlos lentamente, pero un dolor agudo me hizo cerrarlos nuevamente.

-Inténtalo de nuevo, -dijo el médico.

-Esta muy claro, -murmuré, sacudiendo la cabeza.

-Intenta, Addi, -dijo mi madre, estrechándome la mano. Respire hondo y comencé a abrirlos de nuevo.

Al principio parpadeé mucho y todo estaba borroso y borroso. Fue muy claro ardía.

Los cerré

-¡Maldita sea! -exclame suavemente.

En el tercer intento de abrirlos, note que quemaban menos y ya vi contornos de colores. Me reí haciendo una mueca de dolor.

-¿Ves algo? -pregunto el doctor , su voz ansioso.

-Si..., -murmuré -colores... estoy viendo colores...

-¡Genial! -exclamo -Trata de mantener los ojos abiertos por más tiempo.

Eso es lo que hice. Gradualmente, los colores difusos comenzaron a tomar forma y pronto reconocí el semblante de mi madre. Ella se veía mayor. Cansada, pero aún hermosa.

Sonreí y pase una de mis manos sobre su rostro mojado.

-Mama... -murmuré, sonriendo y con ganas de llorar también.

-¡Ay Dios mío! -exclamo abrazándome y cayendo en un grito compulsivo sobre mis hombros.

-Cálmate, -pregunto el médico que nos separaba, -¿Estás viendo bien?

-Esta borroso, pero poco. -Dije volviéndome hacia el, pero cuando hice eso la vi...
Estaba de pie junto a mi padre y una media sonrisa apareció en sus labios rojos.

Sus ojos color almendra brillaban de risa y su cabello desordenado cubierto incluso debajo de sus hombros, un collar de perlas alrededor de su cuello. Una falda negra y una blusa roja que la hace aún más linda. Era Dixie, más hermosa de lo que había imaginado.

Parecía haber entrado en trance porque no podía dejar de mirarla y ella seguía mirándome. Su sonrisa se ensanchó. Mi corazón también parecía crecer.

-¿Y entonces? -pregunto ella, humedeciéndose los labios. -¿Me darás el anillo?

Mi sonrisa se amplío y presione el anillo con más fuerza contra mi mano, acercándome a ella. Todos estaban callados.

-Extiende tu mano derecha, -susurre torpemente, mirándola a los ojos. Temblando, puse el anillo en su dedo y crucé mi mano en su mano. -Eres mucho más de lo que imaginaba. -Ella se rio y me paso una mano por la cara. Sus ojos se pusieron rojos y vi una lagrima caer lentamente. -D... -murmuré su nombre, como si pronunciara una promesa y ella entendió, mientras se acercaba y me besaba.

Un beso lleno de todo lo que siempre quise.

Amor.






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Este es el último capituló de esta historia.

P.D: Gracias por leer esta historia y el amor que le dieron:)

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