Capitulo 16

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Había pasado mucho tiempo desde que caminaba con Simba a mi lado. No sabía donde estaba ni cómo regresar, pero mi deseo era continuar.

De vez en cuando unas lagrimas cruzaban mi rostro hacia el piso y pronto las secaba. No había razón para llorar, ¡tenía razón!

Durante un año y medio viví como si no fuera yo misma, tuve que escuchar comentarios sobre mi ceguera y aceptarlos como comentarios de la telenovela de anoche.

La gente se compadeció de mi y pronto me ofreció ayuda incluso para caminar en mi propia casa. Estaba cansada de aislarme de todos porque estaba avergonzada de mi misma y de esas gafas gigantes que cubren mi rostro. Y ahora... Ahora estaba Dixie y la quiero, a pesar de que mi corazón esta hecho pedazos. Respire hondo y contuve un sollozo no deseado. La quiero...

Unos pocos pasos cercanos me hicieron volver al presente y recordar que estaba caminando.

-Eh... Disculpe, -agité mis manos para detenerme y la persona se detuvo. -¿Podría decirme el tiempo?

-Un segundo... -Era una mujer. La voz era indiferente y cortes, -son las siete en punto.

-¿Ya? -murmuré mordiéndome los labios. -Eh... ¿Podrías decirme dónde estamos?

-Bueno, estamos a una cuadra, girando a la izquierda, desde el parque de la ciudad.

-Gracias, -le ofrecí una débil sonrisa.

-¿Necesitas ayuda para llegar?

-No gracias. -La mujer murmuró algo y volvió a caminar.

Estuve caminando durante dos horas y media, encontré sorprendida. Mi madre debe estar loca detrás de mi. Nunca había estado afuera por tanto tiempo sin compañía, y además estaba perdida. Simba se sentó, al ver me detuve y solté un gemido.

-Si, Simba estamos perdidos.

El parque estaba a una cuadra a la izquierda recordé. -Eso no ayudo mucho, pero era el único punto de referencia que tenía.

-Vamos Simba.

Cuando llegamos al parque, me di cuenta de que había muchas personas, a pesar de ser noche, estaban hablando allí. Fue reconfortante saber que estaba entre la gente. Simba me guió lentamente, ya que nunca habíamos estado juntos en este lugar... Que había ido con Dixie.

-Esta bien... tendré que ir algún lugar para sentarme, murmuré.

-¡Dios mío! ¿Que estaba haciendo en este lugar hace horas?

-Hola, hola, hola... -Escuché una voz masculina justo detrás de mi ¿Esta mi bella perdida? -Sentí frío al escuchar la pregunta.

-No, no lo estoy, -le dije secamente mientras continuaba caminando.

-Parece, -una mano tocó mi espalda y me aleje asustada

-Déjame en paz, -murmuré respirando profundamente. Simba, que se dio cuenta de mi angustia, se paró frente a mi y ladró.

-¡Ah! El cachorro está enojado, -el niño se rio. -¿De verdad crees que puedes asustarme con un perro? -Simba volvió a ladrar, haciéndome darme cuenta de que el chico intentó acercarse. Di otro paso atrás y lo traje conmigo. -Debes saber que el parque en este momento no es para una niña ciega como tú.

Me quede callada, escuchando a mi corazón latir mil latidos por hora y mi respiración se aceleró. Otra vez un brazo tocó mi espalda y Simba ladró.

-¡Cállate perro del infierno! -exclamo El niño enojado.

-Déjame ir, -le dije, alejándome de nuevo, pero su mano me tiro del brazo. Grite tratando de empujarlo con la otra mano.

-Que chica tan enojada. ¡Para una niña ciega, eres bonita! -se rio de nuevo, divertido por lo que dijo y apretó mi brazo con más fuerza. Gemí de dolor. -Esto es para que aprendas a estar callada.

-Déjala ir.

-Dixie, murmuré, sintiendo la primeras lagrimas rodar por mis mejillas.

-¡Oh la mujer maravilla! -exclamo el extraño irónico. -Fuera, encontré a la ciega primero.

Pasos se acercaron y la mano que sostenía mi brazo se soltó rápidamente. Simba comenzó a ladrar desesperadamente y me puse de pie, sin saber lo que estaba sucediendo. ¿Estaban peleando?

-¿Dixie? -Llame sin obtener una respuesta. Simba siguió ladrando -Cállate, -dije tirando de mi cuello. Se callo -¿Dixie?

Una mano agarró mi brazo nuevamente y comenzó a hacerme caminar.

-Mira... Dixie, -repetí sobresaltada.

-Cállate, -dijo con una voz llena de ira. -¡No tienes cabeza!

-Lo siento.

-¡Quédese quieta! -su mano se apretó en mi brazo, cambiando de dirección.

-Me estás lastimado.

- Te mereces más que eso. Ahí está el escalón frente a ti. Quiero... -Hizo un extraño gruñido de frustración y se detuvo. -Sube al auto. -Dixie tomo la cadena de Simba de mi mano y me abrió la puerta.

Después de sentarme, escuché la puerta trasera del auto abrirse y Simba entro emocionado. En otro instante, la puerta frente a mi se abrió y entró Dixie, cerrando la puerta de golpe y comenzando.

-D... -murmuré con miedo.

-¡Tus padre se están volviendo locos por ti! ¿Que tenías en mente en salir así? -Ella se escuchaba realmente molesta.

-No era mi intención... -Trate de disculparme.

¡Nunca lo es! -Exclamo Dixie -¡Casi llaman a la policía! ¿Como puedes ser tan egoísta para hacer este tipo de cosas sabiendo que se preocupan por ti ¿Sabiendo que tu madre solo está llorando porque dijo que discutieron minutos antes de que levantaras al perro y se fueran?

-¡Deja de gritarme! -grite con ganas de llorar -¿Que tienes que ver con esta historia?

-Vinieron a preguntarme si sabía dónde estabas. Irónico, ¿no? -Sentí que el auto se detenía lentamente, pero no habíamos vuelto a casa. Dixie respiro hondo, conteniendo la irritación. -¡Nunca vuelvas a hacer algo así!

-No es mi culpa si me pierdo.

-Si no sabes a donde ir cuando tienes una crisis, quédate en tu habitación, ¡pero nunca lo vuelvas a hacer! -Sentí temblar mi barbilla. -¿Que crees que sentí cuando vi a ese tipo que quería aprovecharse de ti? ¡Estás completamente loca y egoísta Addison!

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