˗ˏ ̀ 005 ♡ ↴

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------------- 𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ☀️

—¡México, no! ¡Dame!—Argentina intentaba alcanzar su teléfono que se le fue quitado de las manos por México. El mexicano trataba de decirle algo importante pero el menor parecía más enfocado en una conversación con un amigo.

—No, siéntate y te lo daré hasta que me escuches lo que te quiero decir, mi amor, siéntate.—Dijo, molesto. De todas formas Argentina no podía hacer nada.

¿Qué iba a hacer un chico de un metro cincuenta contra otro de dos metros? ¿Morderle? Tal vez.

—¿Es importante?—Cuando México se sentó a su lado, se acercó, subiéndose en él de inmediato. Siempre que México se sentaba a su lado, tenía ese "instinto" de sentarse en sus piernas o entre estás para su comodidad, aunque haya un espacio gigante para ambos.

México lo miró.

—Argentina, hay mucho espacio para que te sientes en otro lado.

—Estoy pequeño, no puedo.

—Esa... Esa no es una excusa, mi amor.

—Si lo es. Mírame, a penas puedo alcanzar las alacenas, con decirte que no puedo para nada.—Cruzó sus brazos.—Vamos a ir a mi casa para que vivas en un espacio pequeño.

—¿Quieres que me golpee en todos lados?

—... Si.

—Pero tu camita está chiquita...

—No es una excusa, me duermo arriba de ti y eso es todo.—Argentina quería que México viviera por lo menos un día lo que él sufre al ser alguien muy pequeño en un lugar muy grande donde las cosas no están a su alcance.

México suspiró, acariciándole el cabello a su solecito, quien lo abrazó después, estando así por unos momentos hasta que el mexicano decidió hablar.

—Lo que quería decirte, es que tal vez está noche... Cuando termine mi trabajo, tal vez podamos hacerlo, como me dijiste.

—... ¿Por qué no ahora?—Argentina se levantó, colocandose de pie frente al mexicano con sus brazos cruzados.—Ahora.

—Pero...-

Argentina trató de arrancarle la ropa a México con sus manitas, no podía aunque quisiera, era imposible para él hacerlo. México rió nervioso, no podía con la desesperación de Argentina. Agarró al menor en sus brazos, sentandolo entre sus piernas, le quitó la ropa, tirando las prendas al suelo.

El menor tembló un poco, sintiendo las grandes manos del mexicano sobre su cuerpo, acariciando con suavidad los pezones de Argentina, haciendole sacar leves jadeos. Con el tiempo, el cuerpo de Argentina se volvía más sensible y más cuando no lo hacían desde hace varios meses.

—México~

Susurró, bajando la mano de México a su muslo. El tricolor le agarró el miembro, comenzando a masturbarlo un poco, se sentía extraño después de tanto tiempo. Argentina se aferró a su brazo, arañando y clavando sus uñas ahí mismo, moviendo sus piernas de un lado a otro.

Argentina hacia todo lo posible también para mover sus caderas y así sentir la entrepierna de México en su trasero, no podía hacer mucho por su altura, pero lo iba a lograr. No pasó mucho cuando el mexicano usaba ese semen que salía de su miembro para lubricar su entrada.

—¡A-Ah~!

Debía de preparar bien la entrada del menor, si no lo hacía, el dolor que le iba a dar a Argentina cuando quiera entrar en él iba a ser horrible. El miembro de México era muy grande para Argentina, en varias ocasiones se podía dar a notar en su pelvis o más profundo.

Argentina sentía los dedos del mexicano entrar, expandiendo su entrada cada vez más, acariciando sus paredes internas, cálidas, apretadas, que en ocasiones palpitaba, México movió sus dedos primero lento, asegurandose de que el menor este cómodo y no le duela.

Prosiguiendo a hacerlo rápido, sacando y metiendo sus dedos con fuerza, penetrando rápido cada vez más, hasta hacer a Argentina temblar, levantar sus piernas un poco para cerrarlas, moviéndose a todos lados al no saber cómo soportar tanto placer en el cuerpo.

—Tranquilo, solecito, tranquilo...—Susurró con esa voz grave al oído del menor, quien mordió su labio inferior. Miro hacia arriba al mexicano, sonriendo, gimiendo también, tratando de besar por lo menos la mejilla de México, al lograrlo se aferró a su camisa, apretando con fuerza.

—¡M-México, para! ¡México, México!—Argentina se corrió al poco tiempo, sintiendo un leve orgasmo en su cuerpo, sentía cosquilleos en su estómago y pelvis, al igual que en su interior. Sonrió, aliviado de poder venirse.

No recordó cuando cayó dormido en los brazos de México.

—¿Solecito?—México preguntó, sacando sus dedos del interior de Argentina. Se había quedado dormido.

Si, esa era una de las razones por la cual no podía tener sexo con Argentina, el menor se quedaba dormido en unos minutos después de venirse, no le daba tiempo a México para terminar, más bien lo dejaba ahí con la erección y tenía que terminar por si solo.

𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ! mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora