𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ! mexarg, terminada.

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━━━━━━━━━ small sunshine

México cuidaba de Argentina todo el tiempo aunque esté no lo quisiera así, siempre le decía al mexicano que no se preocupe, que estaba bien siempre y que no necesitaba que lo proteja, él podía hacerlo muy bien solo, pero no entendía. México tenía mucho miedo de dejarlo solito caminando por la calle. A pesar de los años que llevaban casados, México todavía no se acostumbraba a dejarlo solo.

—¡Argentina bebito!—México corrió a él, preocupado y agarrándolo en sus brazos, besándolo en todos lados.—¿Dónde estabas, solecito? Te dije que no te sueltes de mi mano, si quieres que vayamos a alguna parte debes de decirme para que vaya contigo, corazón.

—Oh, es que... Pasó un gatito, y quería verlo...—Dijo, viendo donde el felino se había metido para irse. Argentina amaba los gatos, pero México no le permitía tener uno, al menos no todavía.—Lo siento, no quería preocuparte.

—Tranquilo, ahora vamos, mi cielo.

—¿Me cargas? Ya me cansé de caminar.

El tricolor sonrió, agarrándolo en brazos, caminando con él hacia la casa, no le importaba eso, mientras que Argentina no sienta dolor en sus piernitas por caminar muy rápido, él al ser más alto, caminaba más rápido que Argentina, quien constantemente debe de seguirle el paso.

Muchos se preguntaban como es que podían estar juntos ante tremenda diferencia de estatura y es que a México nunca le importó la estatura de Argentina, le parecía hermoso de todos lados, claro que el menor tenía problemas y lo ayudó mucho con esos, pero después de todo, lo amaba y se amaban también.

Argentina tampoco tuvo problemas para darse cuenta de que amaba a México. También era porque lo ayudaba a bajar cosas que no estaban a su alcance, vivían en la residencia del mexicano dónde todo era muy alto, hasta el techo era alto para que fuera más cómodo para él.

Era como vivir en una casa de un gigante, un gigante amoroso que lo llena de besos todas las mañanas y tardes, hasta noches.

México sostenía a Argentina en su brazo, en solo uno ya que era más fácil a veces, con su otra mano abrió la puerta de la residencia, dejando que Argentina entre a la residencia, feliz de haber llegado, estaba muy cansado después de estar jugando por ahí con México.

—México~

—Dime, mi vida.

El menor se acercó a él, colocándose frente al mexicano quien estaba sacando las cosas que habían comprado para hacer la comida, se frotó contra el pecho de México, sonriendo y pasando sus pequeñas manos por el abdomen de este.

México no entendía, por lo que seguía con eso.

—Dime que necesitas, precioso.

Argentina agarró la gran mano del mayor, colocando la misma en su trasero. México entendió ya lo que quería, pero no, se alejó de inmediato, negando nervioso.

México llevaba negándose a hacerlo con Argentina desde hace casi un año, por miedo a lastimarlo, él era muy grande a comparación de su solecito y tener relaciones podía ser doloroso para Argentina.

—No... ¿Cómo crees que vamos a coger, solecito? Estás chiquito, te voy a lastimar, mi amor.—Dijo, acercándose a él y abrazándolo, levantando el cuerpo del menor para sentarlo en la mesa con cuidado.—No quiero lastimarte, mi vida.

—Uhm. México, no lo hacemos desde hace meses, y quiero hacerlo ahora. No me vas a lastimar, estaré bien.

—... Chiquito...

México tenía mucho miedo de eso, no deseaba eso, no lo quería y mucho menos le excitaba, era su solecito y no quería verlo en dolor. Muchos le dicen que es un exagerado, que no aprovecha lo que tiene en frente de él, pero, México solo quiere que Argentina este bien.

« Argentina te va a engañar con otro si no tienes sexo con el. »

Siempre le decían eso cuando México decía que no quería mantener relaciones sexuales con Argentina por miedo a lastimarlo. Le ponía triste eso.
Prefería hacerlo a pasar por eso.

—Está bien, podemos hacerlos, pero con mucho cuidado.—México sonrió, besándole su frente. Quería hacerlo feliz.