˗ˏ ̀ 011 ♡ ↴

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------------- 𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ☀️

México seguía durmiendo, estaba bastante cansado, por lo que quería quedarse durmiendo un poco más antes de comenzar con su día. Si no fuera porque sintió un liviano peso sobre él que empezó a despertarse. Frunciendo levemente el ceño, abrió sus ojos un poco, notando la pequeña figura que se sentó en él.

Sus grandes manos de inmediato se colocaron en la cintura de Argentina, casi rodeando por completo la misma.  Recibiendo pequeños besitos en su mejilla por parte del menor ahora para despertarlo por completo. México abrió los ojos ahora sí, sonriendo por lo lindo que era el menor sobre él, se veía adorable con esa camisa de gran tamaño.

—¿Solecito? ¿Estás bien, mi amor?—Le preguntó con su voz ronca y más grave de lo normal, era por la mañana así que su voz era así.—Lo siento por ayer, no quise lastimarte.

—¿Mmh? No lo hiciste, México, no te preocupes.—Le sonrió, dándole otro beso. Se levantó de la cama, dejando que México vea que está bien, que puede moverse sin dolor alguno, aunque perfectamente podía ver las grandes marcas que tenía en todo el cuello, incluso en sus piernas.

Argentina por toda la mañana estuvo bien, yendo de un lado a otro, incluso corriendo, haciendo sus actividades diarias. Iba a cuidar a sus plantitas en lo que México hacia la comida. Ese día estaba soleado, así que necesitaban más cuidados.

Habían una ventana en la cocina que daba hacia el jardín, así que desde ahí lo miraba, sonriendo por lo tierno que se veía caminando con sus cositas de jardinería, el cómo se sentaba para cuidar de sus flores. Se le hacía muy adorable, era una criatura tan pequeña y tierna.

Siguiendo en la comida, después de unos minutos escuchó un ruido que hizo que alce la cabeza; ahí estaba Argentina acostado boca abajo en el césped, iba a ir corriendo a ayudarlo, pero lo vio levantarse, sacudir su ropita, su cabello y seguir con su caminito.

No se había lastimado.

Parecía no necesitar de México siempre. Eso hizo pensar a México más a profundidad; tal vez no era necesario que lo cuide así como hace todo el tiempo. Volvió a su actividad, pensando todavía en si debía de dejar a Argentina solo, incluso dejar de acompañarlo a todos lados.

Argentina no mostraba señales de que eso le moleste, sin embargo; razonando la situación, el mexicano llegó a la conclusión que Argentina no necesita de él todo el día, que podía cuidarse solo.

No solo eso, pero a pesar de su pequeña estatura si sabía hacer de todo. Un día lo descubrió usando una silla para subirse a la mesada y así alcanzar la alacena donde se encontraban sus galletitas, así como se subió, así se bajó de fácil.

—Argentina, mi amor, ya hemos hablado de que no entres a la casa con tus zapatitos sucios.—Le avisó al verlo entrando con sus zapatos que usaba para arreglar el jardín.

—Lo siento.—Sonrió nervioso.—Pero es que tenía hambre y quería preguntarte si ya podíamos comer.—Habló, quitándose los zapatitos para dejarlos fuera.

—En un rato más, mi vida. Ve a bañarte, después vamos a comer, y también me vas a ayudar con algunas cosas, ¿Está bien?—Se acercó a él, agachándose para darle un beso en los labios, así dejando que se vaya.

México quería hablar con Argentina.

𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ! mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora