𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 ! mexarg, terminada.

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Argentina amaba ser alzado en los brazos del mexicano en todo momento, más cuando estaban fuera, lo hacia sentir como un gigante, como si también fuera así de alto como el mayor. Reía y miraba todo desde la perspectiva del más alto, se veía bien, deseaba ser alto también como México.

Pero solo media un metro cincuenta.

México media dos metros con diez, ¿Como iba a crecer tanto como eso? Tenían casi la misma edad, le parecía injusto. Abrazando al mexicano, se quedó de esa forma, disfrutando del aire que chocaba contra su rostro y hacia que su cabello se mueva.

—Ya puedes bajarte, mi amor.—México dijo, aunque tenía mucha fuerza en los brazos, a veces si se cansaba de tener al menor todo el día en brazos.

Argentina negó.

—¡No, no quiero!

—Argentina.

—... Solecito.

México lo puso de pie sobre el suelo, riendo al ver el puchero que tenía cuando eso sucedió. Se cruzó de brazos, volteandose y yéndose caminando, no iba a llegar tan lejos después de todo.

México dejó que se aleje, lo alcanzó en solo unos segundos algo que le tomo minutos recorrer a Argentina.

—No pongas esa carita, mi amor, no puedo tenerte en mis brazos todo el día a cada hora, debes de caminar también.

—Pero es cansado...

—Mmh, entonces no haré nada, debes de acostumbrarte a caminar.

Argentina se quejó, a medio camino a casa ya estaba queriendo que México lo vuelva a cargar, se sujetaba dé el, saltando para que lo agarre.

Le dió un golpe en el brazo, pero ni aún así se detuvo para cargarlo. México no iba a hacerlo. Al llegar a casa, el menor estaba devastado, se dejó caer en el sillón, las piernas le dolían.

Eso le pasaba porque dependía de México para ir a todos lados.

—¿Estás cansado, solecito?—Preguntó, sentándose a un lado del menor quien solo asintió.—¿Estás seguro?

Pasó su gran y venosa mano sobre la pierna de Argentina, apretando y subiendo hacia su trasero, el cual apretó. Argentina se removió en su lugar, quería hacerlo y solo estaba jugando con él.

México seguía con eso, le acariciaba las piernas, las caderas y la cintura, metiendo sus manos en las prendas del menor, acariciándole su suave piel.

Quería hacerlo, ahora sí quería tener relaciones con Argentina, pero el menor no, estaba cansado y esas caricias en su cuerpo le hicieron caer dormido en unos segundos.