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Desperté como si hubiera dormido un mes entero y tenía a Mina al lado abrazándome

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Desperté como si hubiera dormido un mes entero y tenía a Mina al lado abrazándome. Dejé un beso en cada ojo de ella, vi como hacía un puchero, casi llorando... empezó a temblar hasta que me asusté y tuve que despertarla. Un rayo de luz traspasó la cortina y cayó en mi cara. 

Estábamos en el apartamento, como si nada hubiera pasado, acostadas en la cama, abrazadas. Todo estaba bien, sí... todo bien. Sonreí y dejé salir un suspiro. 

— ¡Chaeyoung, no me d-dejes! Bangchan me ayudará... a encontrarte...— dijo con miedo y me acerqué mientras la acariciaba. Tenía sus ojos cerrados y sus pestañas titubeaban con miedo.

— Mina... Estoy aquí, no fue un sueño. Lo logramos.— ella abrió sus ojos algo cristalinos y sonrió, aferrándose a mí. Me tuvo aprisionada entre sus brazos y me sentí mal. Supuse que ese mes donde estuve muerta, ella debió pasarla muy mal... Pero ahora todo estaba bien. 

— No fue un sueño. El cielo, el infierno, perderte... No lo fue.— yo negué y ella me besó. — Me siento... aliviada.— dejé enredar mis manos en sus mechones de manera delicada para acariciarlos. 

— No lo fue... Eso pasó.— estiré mi mano y tomé mi celular. Pensando que en verdad fue una pesadilla conjunta que tuve con Mina. Pero era el día siguiente antes de que muriera. Como si ése día se hubiera borrado. 

Dos golpes nos hicieron estremecer. Hoy era sábado, pues el día en que había muerto fue viernes. Entró Sana y Dahyun con un pequeño pastel. 

— ¡Feliz cumpleaños, tigre! — dijo Dahyun con suavidad. Pasaron tantas cosas, y el estar esa semana antes de que sucediera todo, me hizo olvidarme de mi cumpleaños, y Mina igual. 

Dirigí mis ojos a Mina, esperando la misma reacción. Ellas no sabían lo que pasó. Sólo nosotras lo recordábamos. Entonces, entró Nayeon abrazándome con afán, tenía sus ojos lágrimeantes. 

— Gracias, a ustedes dos. Lamento que yo... yo...— se quebró llorando. Dahyun y Sana se miraban buscando una explicación. Claramente Nayeon recordaba todo, así que no fue un sueño. Con Nayeon en mi hombro, observé a mi novia y ella pareció saber que tampoco fue un cuento de nuestra mente. 

— Oye... no pasa nada. Todo está bien ahora. No era tú culpa tener a ese enfermo detrás de ti...— acaricié su pelo. 

— G-Gracias...— secó sus lágrimas. Jeongyeon entró detrás. Veía todos los hilos conectados. Sana con Dahyun. Nayeon, cuando la alta se sentó a su lado pasando su brazo por la espalda. Y el mío con el de Mina, dorado. 

— Sí... bueno. ¡Vamos a celebrar! — exclamó mi mayor mientras se levantaba secándose la cara. 

Nos alistamos, pues sólo faltábamos Mina y yo por hacerlo. Así que después de realizarlo, me puse un pantalón de jean con un top y un abrigo grande, que llegaba mis rodillas. Mina se puso una blusa con una falda y unas botas. 

❝ El hilo dorado. ❞  | Editando ๛ Michaeng | Saga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora