🥀46🥀 Immix

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IMMIX

Fui la primera en despertar. Tomé mi ropa del suelo y me vestí únicamente con mi ropa interior. La noche anterior no pude detallar la cabaña, pero tuve la oportunidad de hacerlo. Una pequeña cabaña con un solo piso, dos habitaciones completas, una pequeña cocina y una gran sala con únicamente una mesa y cuatro sillas. Busque en la habitación de al lado algo de ropa. No había mucha, pero lo poco que encontré nos serviría de algo. Me vestí con un pantalón tipo chándal y una blusa gris de manga larga fajada. Tome la remera azul marino y un pants gris para Trev.

Se escucharon balazos no muy lejos de nosotros. Por instinto volví a la habitación con Trev. Lo observe unos segundos, recostado en un costado con la mano que hace unos minutos me abrazaba en el lugar donde la deje. La mirada perdida y cubierto hasta el abdomen con una sábana que recuerdo el mismo saco del armario en la madrugada y nos cubrió con ella.

Una parte de mi quería mover con cuidado su brazo y volver a ser abrazada por él. Esa era mi parte sensible. Pero mi parte lógica necesitaba salir de la isla.

―Levántate, Trev. Debemos salir de este lugar ―hable conteniendo las ganas de volver a la cama y dormir muchas horas. O mejor aún, repetir la terapia de anoche.

―No puedo, me duele la herida ―dijo seguido de un quejido de dolor.

―Mientras más rápido salgamos de este lugar, más rápido estarás siendo atendido como se debe.

―No me he quejado de tus atenciones ―dijo un tanto divertido.

En ese momento todos los recuerdos de la noche anterior regresaron a mí. Los gemidos, los gruñidos, los movimientos, las sensaciones, el encaje perfecto de nuestros cuerpos que terminaron por arquearse al mismo tiempo. El cómo se recibieron, hasta parecía que se pertenecieran.

―Levántate ―lo tome de las manos para ayudarlo a parar, pero me di cuenta de algo y lo solté dejándolo caer de regreso, se quejó por instinto―. Lo siento ―me acerque a él y toque su frente―. Mierda, Trev. Tienes fiebre.

―Y yo que pensé que tú me habías dejado así de caliente.

―Solo cámbiate y vayámonos de este lugar, ni siquiera sé dónde estamos.

Se quitó la camisa y se puso la que le di, al igual que todo lo demás.

―Estamos en Immix. Así que espero hayas entrenado lo suficiente y tengas un buen plan porque este lugar está más protegido que el área 51 y el pentágono juntos.

―Tengo un plan ―asegure.

Se cruzó de brazos, ―¿Cuál es? ―escupió desconfiado.

―Improvisar.

―¿Ese es tu mejor plan? Por Dios, Lía. Eres más inteligente. ¿Arriesgaras tu vida y la mía...?

Puse mi dedo contra sus labios para callarlo.

―Cuando nos veas vivos, libres y acompañados de una botella de vino en un yacusi te acordaras de que mi idea de improvisar es el mejor plan... o al menos el único que se me ocurre.

―¿Me estas invitando a un yacusi? ―pregunto divertido.

Puse los ojos en blanco, ―Más bien estoy pensando en mí dentro de un yacusi.

-Pensamos lo mismo.

Le avente un cojin callendo justo en la herida. Puso su mano en el abdomen.

―¿Te duele mucho? ―pregunte preocupada.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora