🥀14🥀 Fases

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Iliana

Mason sonrió cuando la bola azul entró en una de las troneras y amplió el gesto cuando los siguientes dos turnos le salieron impecables hasta que falló. Bebí el resto de mi cerveza antes de tomar el taco y meter tres bolas en las troneras, ocupando solo un tiro. Le sonreí a Mason y él respondió cruzándose de brazos. En mi segundo tiro solo metí una y terminé fallando la siguiente.

Mason le puso tiza a su taco antes de meter una a una sus bolas restantes y completar todo con la negra, finalizando el juego y ganando automáticamente. Resoplé y bajé de la mesa vecina para encararlo. 

―Bien, acepto mi derrota, ¿qué quieres? ―Me hice daño al morderme el interior de la mejilla, su sonrisa siempre me ha jodido.

―¿Cuántas cosas puedo pedir por ganar? ―Se cruzó de brazos y ladeó la cabeza―. Antes me dejabas pedir más de una cosa.

―Porque lo acordamos antes de apostar, y no estamos jugando el tipo de juegos de antes.

―Escuchalas, puede que tú seas la que me pida hacerlas.

―Solo tienes derecho a una cosa ―repliqué de brazos cruzados.

Intentó ocultar la sonrisa con la bebida, pero falló. Dejó el vaso vacío a la orilla de la mesa y me miró de pies a cabeza hasta volver a mis ojos.

―Tu vestido, quitatelo ―ordenó en un tono ronco con el vaso de licor en la mano.

Mantuve el contacto visual y desaté el nudo alrededor de mi cintura, el vestido se abrió de frente cuando lo único que lo mantenía en su lugar ya no estaba. Me lo terminé de quitar y se lo entregué a Mason al quedar bajo las finas telas de encaje blanco.

Me serví un nuevo trago bajo su mirada atenta. Sentí su presencia en mi espalda; sus manos recargadas en la mesa para acorralarme, su respiración chocando con mi nuca y mi cordura disipándose poco a poco como antes.

―Esto me recuerda las veces que me metía a escondidas a tu cuarto en la madrugada, siempre me esperabas así ―dijo contra mi oído, apretando la mano en mi cintura y haciendo mi cabello a un lado con la otra―. Me encantaba la vista que tenía desde mi ventana a la tuya, ¿lo recuerdas?

―A ti te gustaba cuando me cambiaba con la ventana abierta; como me quitaba prenda por prenda y justo al final entraba de golpe a la habitación ―bajé el tono de mi voz―. O cuando llevaba a otros a follar al balcón, siempre te gustó ver.

―A ti te gustaba ver como me follaba a otras ―recordó con diversión. Enterró las uñas en mis muslos desnudos para acercarnos y refregar la erección capturada en sus pantalones.

Recargué la cabeza en su hombro para ver el gris de sus ojos aunque fuera de lado.

―¿Qué puedo hacer para recuperar mi vestido? Es de mis favoritos.

―¿Ofreces algo?

Me giré por completo y me tomé de sus hombros. Le besé el cuello y metí las manos bajo su camisa para acariciar el torso duro que mi tacto recordaba. La loción masculina me llevó al pasado donde terminaba gimiendo su nombre en la oscuridad de mi habitación, dejé que nuestros labios se rozaran antes de alejarme de golpe y caminar hasta donde Mason había dejado mi vestido.

La piel me ardió cuando sus manos apretaron mi cintura, me hizo girar y me subió a la mesa de billar. Tiré de su camisa para acercarlo y besarlo con una respuesta más intensa de lo que creí. Se posó entre mis piernas que tomó para acercarme con un movimiento cercano a una embestida que me hizo jadear. Capturé su labio entre mis dientes paseando la mano por la erección que ansiaba por tener dentro, se apoderó de mi boca como yo de la dureza que masajeaba como sabía que le gustaba.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora