🥀1🥀 Calum

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Iliana.

2 de septiembre 2019
Inicio de la misión

El recuerdo de unas esposas siendo puestas en mis muñecas, después de haber sido sometida por un grupo militar, seguía reciente cuando nos encontrábamos en medio del océano atlántico y muy cerca de la isla Tenebris. 

―Volador A-275, permiso para aterrizar ―pidió el piloto, siéndole concedido al poco tiempo.

La yema de mi dedo índice estaba realmente dañada por todo lo que mi otra uña le había causado, lamí la sangre y me levanté de mi lugar junto con los soldados. Todo me alejaba de la tan anhelada libertad, de la misma forma que lo hicieron las esposas y los grilletes horas antes.

Bajé del helicóptero con mis maletas y acompañada por dos soldados que Alaric me había puesto como escoltas. Más helicópteros despegaron mientras avanzaba por el helipuerto sin molestarme en despedir o esperar a Alaric, quien seguía hablando con el piloto. Los pasos rápidos detrás de nosotros no se hicieron esperar, no tenía que voltearme para saber que era él.

―Gracias por traerme a este lugar ―me despedí de Alaric sin dejar de caminar. 

Tomó mi brazo con fuerza y detuvo mi paso. Les dió la orden a mis escoltas de dejarnos solos y estos hicieron el respectivo saludo militar antes de retirarse. 

Rechacé el intento de abrazo. Decidió no forzar el contacto asintiendo, aunque se notaba su actitud amarga. Sabe que no me gusta que me toquen sin mi consentimiento.

―Alaric, no jugaremos este jueguito de hermano mayor preocupado. No nos hemos visto en años y no lo necesito.

―Yo siempre me preocupo por ti, soy tu hermano ―objetó como si se estuviera defendiendo de un ataque, provocando mi risa.

―Que bueno que lo recuerdes, ojalá lo hubieras recordado antes.

―¿Por qué te dejaron en libertad? ―cambió a un tono frío―. Tienen suficientes cargos en tu contra.

―Esconde un poco la felicidad por ver a tu hermanita menor en libertad ―bromeé y eliminé el rasgo divertido al instante―. Tu me trajiste hasta este lugar, deberías saberlo, trabajas con los que me arrestaron.

―Me ordenaron que te trajera a este lugar, nadie me dijo nada. Pensé que tú lo harías. ¿Qué planeas aquí?

―Lo mismo que he hecho desde mi nacimiento, sobreviviré.

―¿Los demás también sobrevivirán?

―Depende de si se meten conmigo ―volví al tono divertido, seguido por una sonrisa maliciosa.

Negó con diversión antes de ignorar mi evasión y abrazarme por encima de mis hombros, se lo permití aunque no correspondí. Le dí un par de palmaditas en la espalda para ser soltada.

―Sé que puedes cuidarte sola, pero sabes que puedo sacar mi arma del saco, dispararle a todos esos idiotas y escaparnos, ¿cierto?

―Sobreviviré ―repeti―, siempre lo hago.

―Llámame si necesitas algo, o si simplemente quieres ver a tu lindo hermanito.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora