🥀34🥀 Parvada

89 7 1
                                    

PARVADA

El semestre había llegado a su fin y en celebración decidimos hacer una fiesta, pero antes una pelea dando inicio a las épocas decembrinas.

En los últimos días conseguí tres cosas: el director consiguió que dos peleadores profesionales accedieran a pelear en nuestra arena. Mis amigos han recibido de excelente manera a Clara y a Tamara (claro que no saben la verdadera razón del tratado de paz), a Stev apenas lo están aceptando y debido a esto, Mason me dejo de hablar. Sinceramente espere un poco más de madures de su parte, ni siquiera estoy totalmente segura de saber porque está enojado.

Stev, tan amable como siempre, nos prestó la casa que su mamá le regaló, para hacer la fiesta.

Clara verificaba que todo lo de la lista estuviera o que por lo menos alguien estuviera a cargo de hacerlo. Stev, Drake y Paxton fueron a comprar el alcohol, botanas y todo lo necesario, solo le pido al altísimo que no se acaben todo porque lo necesitaremos y no soltare más dinero para que se acaben todo de nuevo.

Trev, Jad, Mason y Josh estaban ocupados arreglando todo lo de la pelea, recogiendo a los luchadores en la pista de aterrizaje, claro que Mason solo me hablaban por medio de intermediarios.

Val y Tamara movían los muebles haciendo espacio, mientras Ner y León colgában las decoraciones y se encargaban de los detalles de los vestuarios que nosotros usaremos.

Tam y Val terminaron rendidas, se sentaron junto con Clara, mientras escuchabamos como Ner y León peleában por quinta vez, y no, en el día no, eso fue solo en una hora.

―Más arriba ―le ordenó la rubia a León quien ya se veía cansado y harto.

―Ya está arriba ―se quejó dejando las luces en el mismo lugar dónde estaba.

―¡Pero no está muy arriba! ―gritó molesta.

―¿Sabes? No estamos en la milicia para tener que soportar que me grites ―dijo León bajando de las escaleras.

―Lo mismo digo ―dije molesta.

―Me alegra no ser tan terca como tú.

―Me alegra no ser un imbécil de mierda como tú ―acuse.

―Uhhh ―murmuramos al unísono las chicas.

Voltearon a vernos con los ojos entrecerrados para volverce a encarar.

―¿Qué te cuesta alzar la maldita lámpara un poco más? ―señaló la lámpara, que sí, se veía más baja que las demás.

―Lo mismo digo, ¿Qué te cuesta subirte a la escalera y colgar la maldita lámpara dónde quieres?

―Me hubieras dicho que no querías hacer eso o que estás cansado y yo hubiera hecho todo tu trabajo mucho mejor de cómo lo hiciste tú.

Val se levantó lista para detener su pequeña discusión.

―¡Tú no te metas! ―le gritaron sin despegar la vista uno de otro.

Se volvió a sentar.

Seguimos escuchando su absurda pelea por diez minutos más, cuando Clara se levantó, tomó el rociador que ocupamos para hacer limpieza en las ventanas y los roció.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora